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GEES

Un trabajo incompleto

Estados Unidos dispone de una estrategia, de una visión, de una nueva identidad en la escena internacional pero, a la vista de lo ocurrido en las últimas semanas, carece de políticas concretas.

Desde el 11 de septiembre Estados Unidos ha tratado de definir una nueva estrategia. Asumió que se encontraba ante un entorno diferente, que las viejas ideas no servían y que había que realizar el difícil ejercicio de dotarse de una nueva identidad en la escena internacional. Mientras tanto desarrolló políticas con energía y determinación, invadió Afganistán e Irak, puso a las redes islamistas a la defensiva e inicio el proceso de transformación del Gran Oriente Medio.
 
El segundo mandato de George W. Bush comienza en circunstancias muy distintas. Hoy el pueblo norteamericano tiene una nueva, clara y bien definida estrategia. De hecho, los dos primeros discursos de Bush en 2005, el de Inauguración y el del Estado de la Nación, estuvieron marcados por las referencias a principios de orden estratégico, como la idea de que su seguridad depende de la libertad de los demás. Las declaraciones de la Dra. Rice en El Cairo, reconociendo que durante décadas Estados Unidos sacrificó en su política exterior la promoción de la democracia a la estabilidad, para al final no tener ni estabilidad ni democracia, es de una importancia capital y sería un grave error minusvalorar sus consecuencias.
 
Estados Unidos dispone de una estrategia, de una visión, de una nueva identidad en la escena internacional pero, a la vista de lo ocurrido en las últimas semanas, carece de políticas concretas.
 
Nos llega la noticia de que Corea del Norte está dispuesta a volver a la mesa de negociación, gracias a los buenos oficios de la diplomacia de Corea del Sur, pero seguimos sin percibir una posición clara de Estados Unidos ¿Qué hará cuando se aburra de realizar sesiones negociadoras sin lograr avances significativos? ¿Está dispuesta a llevar el problema al Consejo de Seguridad y exponerse a un veto de China? Si la negociación se bloquea en la mesa a seis y en el Consejo de Seguridad, ¿qué paso dará? Es indudable que Bush tiene un abanico de opciones, pero no parece tan claro que haya optado por una.
 
Sabemos que Irán es parte del Eje del Mal, que alienta acciones terroristas y que desarrolla un programa nuclear que parece más dirigido al ámbito militar que al civil. De nuevo nos encontramos ante una negociación diplomática, en este caso delegada a tres naciones europeas, que se teme fracase. También aquí se vislumbra la inclusión del problema en la agenda del Consejo de Seguridad y, en este caso, es el veto ruso el que amenaza impedir la adopción de sanciones ¿Qué hará entonces EE.UU.? ¿Está Israel dispuesto a actuar unilateralmente?
 
La situación en Venezuela empeora, al mismo tiempo que Chávez interviene crecientemente en la desestabilización de América Latina. ¿Tiene Washington una política para contener esta gravísima amenaza?
 
Una estrategia sin políticas sectoriales se convierte en un ejercicio retórico. La complejidad de las crisis afgana e iraquí no es excusa para que el Departamento de Estado no sea capaz de desarrollar planes precisos de actuación en otras áreas. Estados Unidos tiene que asumir su papel de potencia hegemónica. No se trata de amenazar a diestro y siniestro ni de denunciar ejes. El reto es intervenir de forma eficaz para impedir la proliferación nuclear y la expansión de la Revolución Bolivariana.

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