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GEES

Y Fernández embistió a la pared

En estos momentos, España es más importante para la UE y Estados Unidos que Argentina, que, pese a su participación en el G-20, tiene cerrado el crédito internacional y arrastra una fama justificada de Estado poco confiable.

En la Cumbre de las Américas celebrada este fin de semana en Cartagena de Indias (Colombia), hasta el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, encontró tiempo para exponer a Cristina Fernández su preocupación por las maniobras contra Repsol (donde los inversores de su país poseen unos 4.000 millones de dólares) y las restricciones al libre comercio dirigidas por su Gobierno.

La unidad de la UE con España y el apoyo de Estados Unidos no han sido suficientes para persuadir a la peronista de que desechase sus planes, o al menos los modificase. A las pocas horas de regresar a Buenos Aires con el disgusto de que la Cumbre no elaborase un documento de apoyo a su reclamación de las islas Malvinas, Fernández arremetió contra el otro enemigo que ha escogido en los últimos meses. Así, el lunes 16 anunció el envío de una ley para nacionalizar el 51% del accionariado de YPF.

No es sorprendente que el Gobierno argentino busque enemigos exteriores para apuntalar su prestigio en el interior; tampoco es sorprendente que uno de los enemigos escogidos haya sido una empresa española. Lo sorprendente, después de siete años de patético zapaterismo, es que el Gobierno español haya salido en defensa de Repsol y que Madrid cuente con el respaldo de la Unión Europea y hasta de Estados Unidos.

Los Kirchner tienen mucho en común con Zapatero, su irreflexión, su sectarismo y su ignorancia sobre el funcionamiento del mundo, por ejemplo. La presidenta Fernández de Kirchner ha actuado como si en Madrid todavía estuviese quien se definió a sí mismo como optimista antropológico y afirmaba que su patria era la libertad.

El apoyo internacional con que cuenta el Gobierno de Rajoy no se debe únicamente a la sustitución de personas y partidos en La Moncloa. En estos momentos, España es más importante para la UE y Estados Unidos que Argentina, que, pese a su participación en el G-20, tiene cerrado el crédito internacional y arrastra una fama justificada de Estado poco confiable. Si por obra de los Kirchner comienzan a caer una tras otra las filiales de las empresas españolas presentes en Argentina y, por imitación, en otros países vecinos, la economía española podría agravar su crisis. Si Repsol pierde YPF por obra del Gobierno argentino, la catástrofe en la bolsa española podría ser descomunal, y afectaría al euro.

La lógica conducía a la presidenta argentina a una prudente retirada disimulada con una foto de reconciliación con el presidente de Repsol, pero la lógica es para los Kirchner, como para Zapatero, una potencia intelectual escasa y hasta reaccionaria. La presidenta, reelegida por más del 50% de sus compatriotas, acaba de pegarse un tiro en el pie. Lo sentiremos los españoles, pero más lo sentirán los argentinos, sobre todo los que se dedican a quemar banderas de otros países en la Plaza de Mayo. Éstos quedarán orgullosamente solos.

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