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Zapatero, Bush y Aznar

Sólo hay una cosa que moleste más a los socialistas que el recuerdo de haber llegado al poder el 14-M de la mano de los atentados terroristas y los 200 muertos del 11-M y es la indiscutiblemente superior y mejor comunicación del ex-presidente Aznar no sólo con George W. Bush sino con los círculos políticos de Washington, incluidos los demócratas que apoyan al senador Kerry. La polémica que la SER ha desatado sobre el viaje de José María Aznar a los Estados Unidos sólo pueden entenderse con esa clave en mente. Aunque eso no la justifica.
 
Además, no tienen por qué extrañarse los socialistas españoles: frente a un líder político que ha estado con los Estados Unidos en los buenos y en los malos momentos, lo que ha hecho Zapatero, secundado por sus ministros, muy particularmente Bono y Moratinos, no puede ser entendido en Washington más que como una traición. España rompe la coalición en Irak, desencadena una ola de dificultades para los países centroamericanos de la brigada Plus Ultra, complica la vida de los polacos y deja a los americanos el desarrollo de las tareas que estaban cumpliendo. Y en el plano político no es mejor: no sólo se envía un mensaje erróneo y peligroso a los terroristas, sino que refuerza el frente antiBush en Europa. ¿Cómo pretenden que Bush les reciba como si nada hubiera ocurrido?
 
Por otro lado, ¿a qué viene tanta polémica? Aznar, como cualquier ciudadano tiene el derecho a moverse libremente y entrevistarse con quien quiera. Su vida es suya, puesto que no ostenta cargo público alguno. Es más, habida cuenta que tiene que ser protegido por policías del Ministerio de Interior, hay que subrayar que sus desplazamientos son avisados con antelación y que también en este viaje se habrán seguido los procedimientos al uso. La Moncloa conocía desde hace días el viaje de Aznar a Norteamérica.
 
El problema del Gobierno es doble: por un lado quiere explotar la figura de Aznar para castigar al PP y, en consecuencia, desea los contactos de Aznar con Bush más que nada. Es su munición a corto plazo; sin embargo, que Bush conceda fácilmente audiencia a Aznar pone de relieve, a su vez, la distancia de interlocución con el Gobierno americano de Zapatero y de su predecesor, en detrimento claro del dirigente socialista frente al ex-presidente.
 
Es revelador que el PSOE, con todas sus contradicciones se incline por explotar la línea del corto plazo, que supone un mayor enfrentamiento con Bush, en lugar de primar un acercamiento a los Estados Unidos. Una prueba más de su miopía estratégica que pagaremos todos los españoles.
 
 
GEES: Grupo de Estudios Estratégicos.
 

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