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Zapatero en Lepanto

¿Diría lo mismo si hubieran surgidos algunos grupos cristianos en España que hubieran atacado sedes del PSOE en protesta por los matrimonios gays, por ejemplo?

El actual presidente de gobierno se olvida con frecuencia de la Historia. Al menos, de la parte de la Historia que no le interesa o le viene bien para sus proyectos políticos. Saltándose episodios tan relevantes para nosotros y la civilización occidental como Lepanto, donde se derrotó al turco, se lía con Erdogan, el líder islamista de Turquía, como su gran apoyo para su iniciativa de Alianza de Civilizaciones. Curiosamente el apoyo de Erdogan se corresponde con la defensa de Rodríguez Zapatero de Turquía como miembro de la UE en un momento en el que los europeos, franceses incluidos, se oponen claramente a esta opción.

Ahora, Rodríguez Zapatero nos ofrece un artículo a medias con Erdogan sobre los violentos acontecimientos que se están sucediendo en el mundo musulmán como protesta por la aparición hace varios meses de unas caricaturas de Mahoma. Los dos autores están de acuerdo en una cuestión tan básica como discutible: la causa de esta situación explosiva se encuentra en la publicación de las caricaturas, no en la respuesta violenta a las mismas. Zapatero coloca en el mismo plano a un dibujante y a un exaltado que ataca y quema sedes diplomáticas europeas.

El cinismo de Rodríguez Zapatero le lleva a pedir respeto para la sensibilidad religiosa de los musulmanes, olvidando su absoluta falta de respeto hacia los católicos de su propio país a quienes viene agrediendo desde que llegó a asumir el poder, retando a la Iglesia y provocando divisiones sobre asuntos de compleja asunción para la conciencia religiosa, cuando no en directa contradicción con la misma.

Igualmente grave es su concepción última del sistema político. El socialismo siempre ha sido un sistema totalitario, por muy democrático que se pinte, y al actual presidente se le nota enseguida. Su artículo es un llamamiento a la censura previa, algo que encaja muy bien en las sociedades autoritarias y teocráticas, pero que choca de frente con la normalidad democrática. La democracia con su separación de poderes tiene instrumentos más que suficientes para corregir posibles abusos. Por ejemplo, si hay un ciudadano que siente que su honor ha sido herido con las caricaturas, puede acudir perfectamente a los tribunales. Otra cosa es que los jueces, en aplicación de nuestro derecho, puedan fallar dándole la razón. Pero precisamente estos hechos, garantías jurídicas y normativa en vigor, deberían ser tenidos en cuenta por nuestro presidente de gobierno. Si no hay base legal, difícilmente se puede intentar justificar la reacción de los violentos por muy musulmanes que sean.

Es más, lo que Zapatero está haciendo no es sino justificar la violencia de unos pocos radicales, que han sido instrumentados y alimentados por grupos como los Hermanos Musulmanes o regímenes como el sirio. Claro que esto es coherente con sus planteamientos de diálogo con los terroristas de ETA.

La esquizofrenia del presidente español queda claramente expuesta con una pregunta básica: ¿Diría lo mismo si hubieran surgidos algunos grupos cristianos en España que hubieran atacado sedes del PSOE en protesta por los matrimonios gays, por ejemplo? Nos gustaría ver sus palabras ante eso.

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