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Zapatero, la RAE y la xenofobia

¿Qué son esas cosas tan "ofensivas" que denuncia ZP? Pues que la política de inmigración debe hacerse de forma ordenada, mediante un contrato orientado a integrar a los llegan y por el que el Estado se compromete a ayudarles en esa integración.

El Gobierno está nervioso. Sin programa a un mes vista de las elecciones, la economía en caída libre, el terrorismo en primera línea de preocupación y la credibilidad por los suelos, la única táctica que le queda seguir a Zapatero es la de atacar al contrario, sea el tema que sea. Y es que el Gobierno va de disgusto en disgusto. Es lo que tiene pasarse toda una legislatura sin tener ni la más remota idea de por dónde tirar en estos temas.

El último disgusto que se ha llevado Zapatero ha sido a raíz de la propuesta sobre inmigración que ha presentado Mariano Rajoy. Propuesta que no solo sigue la tendencia de nuestros socios europeos, los que están en el corazón de Europa, sino que a la gente le ha parecido fenomenal. Hasta El País, con gran disgusto, publica una encuesta en la que se afirma que el contrato de integración propuesto por el Partido Popular, que obligaría a los inmigrantes a aprender castellano y costumbres españolas si quieren vivir en España, es apoyado por un 56% de los entrevistados (el 45% entre votantes socialistas).

¿Qué son esas cosas tan "ofensivas" que denuncia ZP? Pues que la política de inmigración debe hacerse de forma ordenada, mediante un contrato orientado a integrar a los llegan y por el que el Estado se compromete a ayudarles en esa integración. Son éstas las medidas que a la izquierda le parecen xenófobas: que haya un compromiso de cumplir las leyes, de respetar las costumbres españolas, de aprender los idiomas de España o de contribuir al crecimiento del país con el trabajo y los impuestos, al igual que hacemos todos. Esto, sin olvidar la petición expresa de comprometerse a trabajar activamente por la propia integración en la sociedad de acogida.

Los visos de radicalidad y extremismo que han obligado al presidente Zapatero a pedir perdón a los inmigrantes seguramente vienen motivados por saber que mediante este contrato de integración, el Estado asume una serie de obligaciones que él no está dispuesto a asumir. Por ejemplo, conceder los mismos derechos y prestaciones que a un español, ayudarle en su integración, respetar sus creencias y costumbres particulares, mientras no sean contrarias a las leyes españolas y poner los medios para enseñarle el castellano y, si lo desea, la lengua cooficial del lugar donde resida. Algo de sentido común incluso para el idealizado votante socialista al que Zapatero se dirige para decirle que la cosa es xenófoba.

¿Sabe de lo que habla? Difícil es de saber. Pero recordémosle que según la RAE, xenofobia significa "odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros". Integrar significa, "aunar, fusionar dos o más conceptos, corrientes, etc., divergentes entre sí, en una sola que las sintetice". Así que la iletrada y radical salida en tromba de la izquierda política y mediática responde, o a la ignorancia –que atesora, y mucha– o al disgusto de ver que el rival lleva la iniciativa. O a las dos cosas a la vez, claro.

Se invita al lector que repase las líneas del contrato de integración y las compare con las definiciones de la RAE y las cosas que dice Zapatero. Aquí no vamos a hacer como los juglares multimillonarios de Zapatero, decirles a quien votar. Basta con que saquen sus propias conclusiones.

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