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George Will

Economistas brillantes

Algunos todavía recordarán cuando el Gobierno federal tuvo por primera vez un presupuesto de 100.000 millones de dólares; los planes de rescate que se han tomado este año contribuirán a que en 2009 tengamos un billón, sólo en concepto de déficit.

Tres días después de que Obama anunciara en un discurso radiofónico que había ordenado a su "equipo económico" idear un plan "que se traduzca en la creación de 2,5 millones de puestos de trabajo antes de 2011", repitió en una conferencia a la prensa que era partidario de aprobar un paquete de medidas "que ayudaran a salvar o a generar 2,5 millones de puestos de trabajo". Parece claro que quiere crear 2,5 millones de empleos, algo ciertamente modesto; pero a la hora de plasmar este objetivo en algo real y mensurable resulta más complicado.

¿Cómo calcular la cifra de puestos de trabajo "salvados"? ¿En qué sentido debemos entender la salvación? ¿De qué y mediante qué hay que salvarlos? ¿Mediante la intervención estatal, como con los subsidios agrarios o las ayudas a empresas? ¿Y cómo se contabilizan los puestos de trabajo que van a perderse como consecuencia de esos usos alocados e irracionales de unos recursos económicos que son escasos? ¿Hay que recurrir, por ejemplo, a políticas proteccionistas que obstaculicen el libre comercio y que impidan que la exportación cree nuevos empleos?

Durante los últimos años, la economía ha perdido decenas de millones de puestos de trabajo a través del proceso de "destrucción creativa" del capitalismo que tan bien descibió Joseph Schumpeter. Pero este proceso también ha generado varios millones adicionales de empleos, por ese motivo la destrucción es creativa. El Investor's Business Daily informa:

Desde el primer mandato de Eisenhower, la economía ha generado como media 1,5 millones de nuevos puestos de trabajo al año. Desde el primer mandato de Reagan, la media ha rondado los 2,5 millones anuales. Y sólo el primer mandato de Reagan, que heredó una economía tan desvastada, si no peor, que la actual, fue testigo de la creación de 6,3 millones de nuevos empleos.

Dado que la creación de puestos de trabajo en la economía no puede predecirse con tanta facilidad como un eclipse solar, las promesas de Obama de generar 2,5 millones es bastante arriesgada. Aun así, dado que cabe esperar que bastantes millones de los emplos actuales existan dentro de dos años, ¿quién va a ser el listo que se atreva a cuestionar un solemne mensaje presidencial que sostenga que sus políticas "salvaron" un porcentaje significativo de los mismos?

Si usted tuviera que pronosticar el tiempo que hará mañana, lo más prudente sería afirmar que será parecido al de hoy. En economía, las predicciones a un año se hacen de una manera similar. El problema es que los pronósticos sólo importan en los tiempos inusuales, pero ¿hasta que punto es anormal la coyuntura?

Sé que una fotografía de un objeto en movimiento tiene poco valor, pero las ventas del día después de Acción de Gracias fueron un 3% superiores a las del año pasado. A lo largo del fin de semana, 172 millones de personas se gastaron 372,57 dólares como media, un 7,2% más con respecto al año anterior, cuando 147 millones desembolsaron 347,55 dólares por cabeza. ¿Prueba esto que la reducción de la carga financiera de los familias endeudadas que se ha producido en los últimos meses ha insuflado una nueva pujanza al consumo? ¿Acaso no estamos subestimando la fortaleza de la economía cuando el 93% de lo que quieren trabajar encuentran empleo y cuando más del 93% de las hipotecas se están amortizando puntualmente? ¿Justifica esto las estrafalarias intervenciones del Gobierno empleando cientos de miles de millones de dólares?

Al margen de lo que digan los historiadores sobre la respuesta del Gobierno a la crisis actual, no les convendría señalar que se quedó quieto. Desde luego, no ha sufrido el trágico destino del asno de Buridán, que murió de hambre por no saber cuál de los dos montones de heno que tenía delante quería comer. Algunos todavía recordarán cuando el Gobierno federal tuvo por primera vez un presupuesto de 100.000 millones de dólares; los planes de rescate que se han tomado este año contribuirán a que en 2009 tengamos un billón (diez veces más), sólo en concepto de déficit.

En su interesante libro Capitalism, Democracy & Ralph's Pret Good Grocery, John Mueller, un politólogo de la Universidad de Ohio, observa que el argumento central de John Maynard Keynes era que "el Estado es inteligente y el mercado estúpido". Mueller, sin embargo, opina: "Bajo esa hipótesis, los principales economistas de la India apoyaron durante una generación políticas regulatorias que fracasaron estrepitosamente, hasta el punto de que uno de ellos se lamentó de que la desgracia de la India fuera contar con economistas demasiado brillantes".

Muchos de esos economistas supuestamente brillantes se formaron en Gran Bretaña con los discípulos de Keynes. Y también todo el mundo está de acuerdo en que el equipo económico del presidente electo está compuesto por economistas brillantes.

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