Menú
George Will

Juegos de poder rusos

Si Georgia perteneciera a la OTAN, ¿estaría ahora la OTAN en guerra con Rusia? Lo más probable es que Rusia no estaría dentro de Georgia.

Preguntado en 1957 por el factor que determinaría el rumbo de su Gobierno, Harold Macmillan, nuevo primer ministro de Gran Bretaña, respondía que "Los acontecimientos, estimado amigo, los acontecimientos." Pasemos ahora a la banales presidenciales norteamericanas, en las que por las buenas se ha presentado un molesto acontecimiento, una guerra europea. Los tanques rusos, la artillería pesada, los bombarderos estratégicos, los misiles balísticos y un bloqueo naval golpean una nación europea. Resulta que después de todo no habíamos dejado atrás estas cosas. El final de la historia será pospuesto, de nuevo.

Rusia apoya a dos provincias decididas a escindirse de Georgia. Rusia, con naciones aspirantes a la soberanía dentro de sus fronteras, suele oponerse a los secesionistas, al igual que hizo cuando América, que en ocasiones se opone a la secesión (1861-65 por ejemplo), apoyó de forma imprevista la secesión de Kosovo del aliado serbio de Rusia. Pero en realidad la agresión de Rusia está relacionada con la subordinación de Georgia, un aliado norteamericano democrático orientado hacia el libre mercado y con el recrudecimiento del dominio de Rusia en lo que ella llama "el exterior cercano." Ucrania, otra nación próxima a Rusia y culpable de ser objetivamente democrática, debería echarse a temblar, pues no hay mucho que América pueda hacer. Es un espectador ante la intimidación de un aliado que podría encontrarse al borde de sufrir un cambio de régimen.

Vladimir Putin, en cuya alma el Presidente George W. Bush se adentró una vez gustándole lo que vio, ha consultado evidentemente con el ejército de Rusia, dejando así a su mascota, el "Presidente" Dmitry Medvedev, en una situación aún más ridícula. Pero los grandes acontecimientos revelan pequeñeces, como la del gobernador de Nuevo México Bill Richardson.

En el programa This Week de la cadena ABC, Richardson, examinándose para ser el candidato vicepresidencial de Barack Obama, se descalificaba solito. Aferrándose a los eslóganes de la campaña de Obama igual que un borracho a una farola, Richardson decía que esta crisis manifiesta la inteligencia de la actitud de Obama en favor de la diplomacia, y que América debería acudir al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas "para aprobar una contundente resolución que obligue a los rusos a demostrar cierta contención". Se supone que Richardson fue embajador ante Naciones Unidas durante 19 meses, aunque no se dio cuenta de que Rusia posee el poder de veto en el Consejo de Seguridad.

Esta crisis ilustra de forma redundante la parálisis de Naciones Unidas ante las grandes potencias, y por lo tanto ante los grandes acontecimientos, y el carácter ficticio de la Unión Europea en materia de política exterior. ¿Perturba esto la serenidad de Obama a propósito de la eficiencia de la diplomacia? La segunda declaración de Obama acerca de la crisis, en la que reconoce tardíamente la invasión de Rusia, subrayó la locura de su primera declaración, que reflejaba la neutralidad inicial de la administración Bush. "Ahora," decía Obama, "es el momento de que Georgia y Rusia muestren cierta contención".

John McCain, el candidato de "la vida es real, es lo más importante," afirma haber mirado a los ojos de Putin y haber visto "una K, una G y una B". Pero McCain está en deuda con el criminal, al igual que el electorado de América. De un golpe, Putin ha sacado la campaña presidencial de la preocupación con las investigaciones sobre las sombras de John Edwards y las dudas a propósito de cuál es la "catarsis" que "se debe" a los clintonanos decepcionados. 

McCain, que ha instado a Rusia "a retirar (...) inmediata e incondicionalmente todas sus fuerzas de territorio georiano soberano", prefiere expulsar a Rusia del G-8 y organizar una liga de democracias para actuar allí donde Naciones Unidas es impotente, es decir, en todos los asuntos importantes. Pero Georgia, cuyo deseo de ingreso en la OTAN contó con el beneplácito norteamericano, no se encuentra dentro de ella porque algunos miembros de peso de la liga de democracias de McCain, por ejemplo Alemania, pensaron que iniciar las conversaciones de ingreso con Georgia complicaría el proyecto de conciliar a Rusia. Está programado que la OTAN examine la cuestión del ingreso de Georgia en diciembre. ¿Qué postura mantienen ahora Obama y McCain?

Si Georgia perteneciera a la OTAN, ¿estaría ahoara la OTAN en guerra con Rusia? Lo más probable es que Rusia no estaría dentro de Georgia. En los 51 años de vida de la OTAN, solamente en una ocasión el territorio de un estado miembro se ha visto invadido, las Malvinas británicas, por Argentina en 1982.

¿Qué tiene Agosto? La Primera Guerra Mundial comenzó en agosto de 1914. El pacto Molotov-Ribbentrop anunció en la práctica la Segunda Guerra Mundial en agosto de 1939. Irak, un fragmento del derrumbamiento de imperios precipitado por agosto de 1914, invadía Kuwait en agosto de 1990. La relativa agitación del agosto de este año coincide, aunque probablemente no sea coincidencia, con la preocupación del mundo con esa charada de la cortesía internacional, las Olimpiadas. Sólo por tercera vez en 72 años (Berlín 1936, Moscú 1980), los juegos se están celebrando con un régimen tiránico como anfitrión, cuya mentalidad quedó en evidencia en la ceremonia de apertura, cuando vimos a miles de músicos tocando el tambor con el gesto fruncido en un mismo rictus grotescamente congelado. Fue una imagen de la miniaturización del individuo y de la subordinación de la individualidad a lo colectivo. Desde el desfile de los Nazis en Nuremberg en 1934, que Leni Riefenstahl convirtió en la película El triunfo de la voluntad, ninguna tiranía se había emperifollado tan descaradamente como arte.

Una audiencia mundial de miles de millones se emocionó con la ceremonia de Pekín. ¿Quién se acuerda de 1934? O de algo.

En Internacional

    0
    comentarios