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George Will

Reyerta a tiros en Arizona

Los demócratas, tras haber dado por sentado que McCain será candidato, no han presentado un contrincante de primera fila que compita con él. Probablemente encuentren alguno si creen que Hayworth tiene posibilidades.

En 1994, cuando se postuló por primera vez al Congreso, J.D. Hayworth, que hoy tiene 51 años y trata de arrancar a John McCain, de 73 años, la candidatura del Partido Republicano de Arizona al Senado, recorrió el camino a Washington practicando marcha atlética y llevando una camiseta regalada por unos leñadores de Arizona. La sensibilidad federal hacia el búho moteado presuntamente en peligro de extinción traía de cabeza a la industria maderera, y la camiseta de Hayworth rezaba: "Si dos adolescentes pueden procrear en el asiento trasero de un Volkswagen, ¿por qué necesita un búho moteado 2.000 acres de tierra?". La ruta de marcha de Hayworth se cruzaba con la del presidente Clinton, por lo que Hayworth dijo posteriormente a los leñadores que había "trasladado su mensaje más allá del presidente". Hayworth no se anda precisamente con medias tintas.

Arrastrado a Washington en la cresta de la ola republicana de 1994, fue expulsado en 2006 por una ola demócrata. Oriundo de Carolina del Norte, es un corpulento ex jugador de fútbol americano del equipo de la North Carolina State. Después de haber sido comentarista deportivo antes de entrar en política, Hayworth se recuperó de la derrota en una emisora. Allí puso su talento para los fuegos de artificio retóricos al servicio de sus causas favoritas, dos de los cuales son detener la inmigración ilegal y condenar las deficiencias del conservadurismo de McCain. Estas deficiencias incluyen, según Hayworth, la oposición a los recortes fiscales de Bush, y el apoyo a los rescates y lo que Hayworth tacha de "amnistía" a los inmigrantes ilegales.

McCain, que tiene un don para el resentimiento, debió lamentarse un poco a propósito de otra causa de Hayworth: una posible candidatura suya al Senado. Así que McCain, cuya agresividad es parte de su encanto –al menos para aquellos a quienes les encante– fue a por Hayworth con tácticas que explican por qué otros no están encantados. El impulsor de las restricciones McCain-Feingold a la libre expresión política solicitaba a la Comisión Electoral Federal que hiciera callar a Hayworth.

Aunque Hayworth no era todavía candidato, McCain argumentó que estaba recibiendo del propietario de la emisora "una donación empresarial" ilegal de "hasta" 540.000 dólares a la semana, una cifra inventada calculando el importe de 15 horas laborales a la semana de Hayworth al precio abonado por los anunciantes por 1.800 cuñas publicitarias de 30 segundos. Hayworth ahorró a la emisora las costas procesales postulándose candidato.

Hayworth y McCain, que concurre a un quinto mandato, se estarán poniendo zancadillas hasta las primarias de agosto, cuyas reglas aún no están claras. Por lo general, la participación en las primarias es baja, pero este enfrentamiento será excepcionalmente atractivo. Las primarias republicanas solían estar abiertas a los votantes no afiliados, pero en enero, cuando la candidatura de Hayworth estaba todavía en estado embrionario, el partido del estado se decantó por celebrar unas primarias cerradas, bajo el contundente principio de que los miembros del partido –hay 1,12 millones registrados– deben elegir a aquellos que representan al partido. El Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha ratificado que el amparo en la Primera Enmienda de la libertad de asociación –que "evidentemente presupone la libertad de no asociarse"– en general protege el derecho de los partidos a definir sus identidades mediante el control de su proceso de nominación.

McCain quiere, como es comprensible, primarias abiertas a los no republicanos: unas primarias cerradas favorecen a Hayworth, muchos de cuyos partidarios son la clase de conservadores de toda la vida que votará en el agosto de Arizona. Dos de las figuras más atractivas del calendario conservador –Sarah Palin, a quien McCain le dio fama, y el senador de Massachusetts Scott Brown– han hecho campaña aquí por McCain. Por otra parte, Dick Armey, que es lo más parecido a un líder del Tea Party, niega las informaciones que apuntan a que ha apoyado a McCain. El representante de Arizona Jeff Flake, el enemigo más declarado de que los políticos gasten discrecionalmente, considera que Hayworth no es suficientemente austero. Hayworth cuenta con el apoyo de Joe Arpaio, el petulante shérif de Maricopa County y azote de los inmigrantes ilegales.

Algunos republicanos de Arizona y otros republicanos nacionales temen que la nominación de Hayworth agrave los problemas del partido con los hispanos, la minoría más considerable y de mayor crecimiento de la nación. Barack Obama se llevó el 75 por ciento del voto inmigrante latino en 2008. Hayworth afirma, "Cuidado con el mito del monolito". Dice que "parte de mi apoyo más apasionado" proviene de los hispanos ofendidos por los inmigrantes ilegales.

Los votantes cabreados con la inmigración ilegal podrían ser lo bastante numerosos como para decantar las primarias. Algunos republicanos de Arizona con experiencia dicen, sin embargo, que esa inmigración se ha desacelerado a medida que la economía estadounidense ha ido frenando. Y dicen que el tema ha perdido parte de relevancia, y la economía de Arizona ha sufrido a medida que algunos hispanos se han mudado a estados más acogedores. Por otra parte, Hayworth puede no entender las complejas relaciones de Arizona con su dimensión hispana de siglos.

Los demócratas, tras haber dado por sentado que McCain será candidato, no han presentado un contrincante de primera fila que compita con él. Probablemente encuentren alguno si creen que Hayworth tiene posibilidades. En cuanto a la propuesta de enfrentamiento McCain-Hayworth, un sabio cargo público republicano de Arizona que es demasiado prudente para salir del anonimato dice que todo candidato irascible "tiene en su mano perder".

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