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Germán Yanke

ETA kampora (Aclaraciones)

Caramba con el PNV. Margarita Uría, seguramente una de sus diputadas más inteligentes, le ha cantado la murga de la paz nacionalista al ministro de Justicia. No quiere que se “fuerce” a ningún terrorista de ETA a arrepentirse para que pueda acogerse a las medidas de reinserción. El argumento es pasmoso porque ni se ha forzado a ello a ningún preso ni se va a hacer. Hasta ahora, salían a la calle a la menor oportunidad y, como se ha visto, seguían matando. Desde ahora, parece, o se arrepienten claramente o se quedan en la cárcel. Oponerse a esta mínima garantía de seguridad de la sociedad libre tiene bemoles; argumentar torticeramente con la fuerza, cuando se habla de una de las más viles organizaciones terroristas de este siglo (y del pasado), raya la desvergüenza.

Pero no es este modo de argumentar lo mas pasmoso. Uría y el PNV, atentos a los derechos y la tranquilidad de los terroristas, aseguran, para oponerse en este caso —como en cualquier otro— a la racionalidad y la eficacia en las medidas contra ETA, que un pronunciamiento público de arrepentimiento puede poner en peligro las vidas de los presos de la banda. Deben ser las únicas
vidas que estarían en peligro y las únicas que, por ello, deben preocupar. O se defiende la cobardía o se defiende a la banda. A lo mejor, oponerse claramente a ETA, sobre todo desde unas instituciones que cuentan, como las del País Vasco, con una policía integral, conlleva también poner en peligro la vida y no es cosa de ir exigiéndoselo ni a los terroristas ni a los políticos.

Caramba con el PNV, insisto. En vez de la intransigencia con la muerte, que implica utilizar los medios del Estado de Derecho para juzgar y encarcelar a los criminales, despliega, con cínica sonrisa, la intransigencia con estas medidas. Ya vamos viendo lo que significaba ETA kanpora. Entre otras cosas, fuera de las cárceles.

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