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Germán Yanke

La estrategia del PSOE

No tengo duda: la estrategia del PSOE van a ser las encuestas. Acumula experiencia de Gobierno (en la que podría distinguir aciertos y errores), alguno habrá en sus filas que haya seguido de cerca la del PP y, desde luego, e independientemente del juicio que nos merezca, hay quienes son capaces de elaborar extensísimos programas electorales. Pero, insisto, la estrategia van a ser las encuestas.

Si las encuestas dicen que se mantiene el resquemor por la extraña distancia que el Gobierno sostuvo, sorprendentemente, en el comienzo de la tragedia del Prestige, el Prestige, el latiguillo del Nunca Mais y la “prepotencia” de Aznar estarán en la estrategia socialista. Si las encuestas señalan que, terminada la guerra de Irak, la guerra sigue siendo la gran y casi única preocupación de los españoles, la guerra aparecerá en los “programas” convertida, gracias a González y su corte de ideólogos neoizquierdistas, en “guerra permanente”.

Si el Prestige ya no agobia tanto o la guerra ha dejado paso a la contemplación pasiva de la reconstrucción de Irak (lo digo porque hay una evidente contradicción entre el pacifismo aterrador y la falta de donaciones para las víctimas), se hablará de otra cosa. Creo que si José Luis Rodríguez Zapatero acaba de decir que la seguridad ciudadana sea asunto central de la campaña electoral del PSOE es, sencillamente, porque se ha leído una encuesta.

En vez de Congresos –tan pesados con discusiones de ponencias–, mítines. En vez de lecturas más o menos sesudas (¿dónde quedaron Petit y sus cuates? ¿quién tiene tiempo para devorar los larguísimos libros de la Fundación Sistema?), estadísticas, en todo caso ilustradas por algún diplomático afecto al partido. Encuestas, encuestas, sobre todo las de El País, que cada día es una encuesta que hay que leer…

Es una estrategia que puede dar resultado, no lo niego, pero que tiene sus peligros. Ya se que también lo tienen los programas, aunque a veces dan resultado (al PP se lo dio, a Izquierda Unida la sumió en la crisis). La duda que tengo es si, en este caso, la estrategia son las encuestas porque no hay otra, es decir, porque en el PSOE –bien es cierto que porque les falta un Aznar al que todos dicen que sí– no son hoy capaces de aunar programas tan distintos como los de Chaves y Bono, concepciones de España tan dispares como las de Vázquez y Maragall. Me temo que en Ferraz, cuando leen cada mañana en los periódicos opiniones tan divergentes, prefieren echar mano a una encuesta que organizar un Congreso.


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