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Gina Montaner

Dos hombres de las cavernas

Por muy familiares que nos resultan estos escándalos protagonizados por los desagradables machos alpha, no deja de sorprender el comportamiento tan primitivo y abusivo de tipos altamente sofisticados.

En el transcurso de una semana han estallado escándalos en torno a dos hombres prominentes: por un lado, se ha sabido que el actor y político republicano Arnold Schwarzenneger es el padre de un niño que nació hace catorce años, producto de un affaire que el ex gobernador de California tuvo con una empleada doméstica. Al mismo tiempo Dominique Strauss-Kahn, figura máxima del Fondo Monetario Internacional (FMI), era apresado después de que una trabajadora de un lujoso hotel donde DSK se alojaba en Nueva York lo acusara de intento de violación. Han sido unos días, desde luego, de grandes titulares dedicados a los presuntos abusos sexuales cometidos por estos dos famosos caballeros.

A la luz de las informaciones que han ido conociéndose sobre los excesos de Schwarzenneger con las mujeres en el plató y en el ámbito político, así como el récord de mujeriego impenitente de DSK, está claro que, una vez más, nos hemos topado con dos ejemplares de lo que se conoce como el macho alpha. Schwarzenneger, quien hace años se hiciera famoso como culturista y actor de películas de acción antes de lanzarse a la política, había tenido problemas en los rodajes por propasarse con las actrices. En 2008 tuvo que disculparse públicamente por hacer comentarios acerca de lo "calientes" que le parecían las mujeres latinas. Tres años después Los Angeles Times ha destapado la existencia de un hijo ilegítimo, rumor que ya había circulado en su campaña electoral cuando aspiraba a la gobernación y que él había desmentido categóricamente.

Lo mismo ha sucedido con DSK. Anteriormente al grave suceso por el que ha sido formalmente acusado en una corte de Nueva York, este político socialista que se perfilaba como el posible sucesor de Sarkozy en los próximos comicios presidenciales, ya había tenido un romance en el FMI con una subordinada. El prestigioso organismo radicado en Washington optó por no cesarlo, limitándose a amonestarlo a pesar de su mala fama. Ahora, bajo sospecha de haber atacado sexualmente a la empleada que entró a limpiar su suite, han salido a la luz otros episodios de presuntos abusos. DSK aguarda en arresto domiciliario un proceso judicial que ha acabado con su brillante carrera.

Schwarzenneger y DSK. Dos nombres más en la larga lista de señores famosos que han tropezado con la misma piedra: el deseo aparentemente incontrolable de ejercer su poder no sólo en el terreno profesional, pero también con las mujeres que se les han antojado en el camino de sus ambiciones. Sólo así se explica el comportamiento soberbio de individuos que, a pesar de ser figuras públicas bajo continuo escrutinio, lo arriesgan todo (sus cargos flamantes y sus familias) con tal de desplegar su poderío sexual. A lo largo de los años tanto Scwharzenneger como DSK se atrevieron a hacer comentarios machistas y soeces, sin importarles las consecuencias de sus actos. Sus pulsiones de machos en celo y con preeminencia en la tribu no conocen la inhibición y el factor decoro. Simplemente se han mostrado altaneros y dispuestos a situaciones risqués en todo momento. Era cuestión de tiempo antes de que acabaran en las portadas de los tabloides.

Por muy familiares que nos resultan estos escándalos protagonizados por los desagradables machos alpha, no deja de sorprender el comportamiento tan primitivo y abusivo de tipos altamente sofisticados y con todos los medios a su alcance para domesticar y reprimir esos bajos impulsos. Schwarzenneger y DSK se han valido de su status y capacidad de maniobras para, como dos vulgares gañanes, intentar montar a cuanta hembra se les ha cruzado en sus junglas particulares. Sus vidas han sido un safari continuo en busca de presas. Depredadores sexuales bajo el distinguido disfraz de traje y corbata de marca.

El macho alpha saca pecho y muestra su poblada pelambre antes de impregnar a las hembras del grupo. Así debieron verse en el espejo estos tipos influyentes, mucho más cercanos al grito de la selva que a los siglos de evolución que nos han llevado hasta la domesticidad civilizada en la que son delitos la tropelía y el asalto contra la mujer. Schwarzenneger, conocido en Hollywood por sus pellizcos y obscenidades. DSK, altivo en la mirada y desaforado con el sexo opuesto. Dos machos alpha extemporáneos. Dos eslabones perdidos y atrapados en las cavernas de sus braguetas.

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