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Gina Montaner

Obama: viaje al centro

En vísperas de tomar el relevo presidencial, el nuevo mandatario de los Estados Unidos cuenta con el voto de confianza de muchos republicanos moderados y de gran parte de los independientes.

En vísperas de la ceremonia de investidura que tendrá lugar el próximo martes 20 de enero, el presidente electo Barack Obama ha viajado en tren desde Filadelfia a Washington emulando a Lincoln. En el camino, la multitud lo ha recibido con vítores y el paisaje que lo ha acompañado ha sido el de la esperanza colectiva a la espera de tiempos mejores.

Aunque Obama se ha encaminado a la capital política del país donde gobernará desde la Casa Blanca en los próximos cuatro años, en realidad, desde que comenzó su campaña hasta que se convirtió en el presidente número 44 en la historia de Estados Unidos, el viaje más significativo del ex senador por Illinois es el que ha hecho hasta colocarse ideológicamente en el centro. El candidato con dotes de predicador que seducía a las masas con el pegadizo eslogan de "Sí se puede" prometiendo cambios instantáneos, ahora se define como un "pragmático". Sus intenciones de recortar los impuestos, de retirar a las tropas de Irak en un tiempo récord y de modificar drásticamente el sistema de atención médica, se han visto ralentizadas por una realidad inmediata cuya complejidad exige dar pasos más meditados.

La más reciente encuesta conducida por el New York Times y la cadena de televisión CBS refleja que este nuevo Obama, más centrista, cuenta con el respaldo de los americanos. Por ejemplo, la mayoría de los encuestados se muestra optimista con la gestión del nuevo presidente a pesar de que no cree que la economía mejorará a corto plazo y que la recesión posiblemente se prolongará al menos dos años más.

Es evidente que a Obama le benefician las modestas expectativas de los ciudadanos, teniendo en cuenta que, según este sondeo, sólo el 22% de tiene una opinión favorable de la gestión de Bush, comparado a un 80% que cree que el país está peor hoy que hace cinco años. Barack Obama llega triunfal a las escalinatas del Capitolio con el respaldo de un 79%, convencido de que la situación mejorará en los próximos cuatro años.

El dato más interesante que arroja la encuesta lo facilitan los electores que en su día votaron por el senador republicano John McCain, ya que el 58% de ellos cree que Obama hará un buen papel y comparten el optimismo de quienes lo apoyaron incondicionalmente desde el principio. En vísperas de tomar el relevo presidencial, el nuevo mandatario de los Estados Unidos cuenta con el voto de confianza de muchos republicanos moderados y de gran parte de los independientes.

El martes, Washington y la nación serán una fiesta, sobre todo, porque a nadie se le escapa la relevancia histórica de que por primera vez en la historia de un país donde la esclavitud es un recuerdo relativamente reciente, un hombre negro jurará el cargo más importante del planeta. Será, sin duda, una jornada trascendental y con una gran carga emotiva, pero también marcará el fin de una dulce tregua. A la mañana siguiente Barack Obama habrá comprendido que en el trayecto se escoró inevitablemente hacia el centro, que es la esencia de la sociedad que votó por él.

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