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Gina Montaner

Piolín contra el gato Silvestre

A la gerontocracia de estos dos vejestorios le quedan unas cuantas Viagras antes de sucumbir bajo los escombros de sus difuntos y flores.

Yo no sé si el policía cibernético fue el que le avisó a los hermanos Castro. Es la única manera de explicarse que el pasado 21 de marzo, fecha que conmemoraba el quinto aniversario de Twitter, la televisión oficial de Cuba le dedicó un especial a los blogueros que están librando la Revolución 2.0 en la isla.

Por un problema de edad, Fidel y Raúl tienen los años del gramófono, a estos dos los gorjeos de Twitter les suenan a trinos subversivos que hay que silenciar a perdigonazos. Por eso, en una suerte de telenovela política que el régimen ha lanzado contra la oposición democrática, desde hace unas semanas castigan al público cautivo con unos programas patéticos que nos devuelven al drama de esa magnífica película La vida de los otros: los mecanismos perversos del totalitarismo para reducir y hacer añicos la dignidad del ciudadano. El sistema llama a esta saga de bodrios televisivos Las Razones de Cuba. Y es que los Castro son muy flaubertianos a la hora de afirmar sin remordimientos: Cuba c’est moi.

Pero a la sinrazón del Estado cubano se le ha adelantado "La razón de los ciudadanos", una ingeniosa contraprogramación liderada por Yoani Sánchez, Reinaldo Escobar, Miriam Celaya, Dagoberto Valdés, Wilfredo Vallín y Dimas Castellanos. En un vídeo que de inmediato fue "colgado" en Generación Y para luego ser tuiteado y retuiteado en las redes sociales, este puñado de blogueros expone de manera pacífica y lúcida sus esfuerzos por sacar de la oscuridad a una sociedad que apenas tiene a su alcance las herramientas liberadoras de internet. El objetivo de la Seguridad del Estado es aplastar tecnológicamente a la blogosfera y bloquearle el acceso a la opinión pública. Los internautas lo saben y buscan caminos alternativos para burlar los kill switch de los ángeles exterminadores. Es el juego del ratón y el gato aunque en este caso, tratándose de la ubicuidad de Twitter, es más bien la historia del astuto canario Piolín (o Tweet en inglés) y un frustrado Gato Silvestre que no logra cargárselo de un zarpazo.

Resulta irónico que el día de la celebración mundial de Twitter y sus twaikus de 140 caracteres que propagan la información a la velocidad de un tsunami benigno, la televisión cubana mencionaba en un serial digno de la Gestapo a los internautas que les quitan el sueño a los ciber esbirros, que les pisan sus post. Precisamente era la publicidad gratuita que Yoani, Claudia Cadelo, o Miriam Celaya, blogueras consumadas, necesitan para darse a conocer en un país donde la represión y la censura mantienen desinformada a una juventud cuya única esperanza es huir a bordo de una lancha o de un extranjero.

En cuanto las sinrazones del Estado, salieron al aire con sus mentiras y calumnias dirigidas a la disidencia, los defensores de las razones de los ciudadanos celebraron con una traca de "tuits" haber sido por primera vez protagonistas de un capítulo del culebrón fascio-estalinista. Era la constatación, como dice Yoani en el vídeo, de que el Gobierno observa con recelo los acontecimientos que se han precipitado en el mundo árabe. Es verdad que la hermética satrapía cubana es más parecida a la de Burma que a la tambaleante tiranía en Libia, pero a la gerontocracia de estos dos vejestorios le quedan unas cuantas Viagras antes de sucumbir bajo los escombros de sus difuntos y flores. Entretanto la Revolución 2.0 aprende de los Wael Ghomin de Egipto, se fortalece y se conecta con esa vida que está en otra parte.

Fidel y Raúl son muy mayores y sus días están más cerca del cine silente que de la inmediatez que hoy se impone con las redes sociales. Pero ellos, que están pendientes de los "tuits" del pájaro azul, deberían reconocerse en el Gato Silvestre. Jamás le ganó la partida al astuto Piolín cuando éste avisaba: "Me pareció ver a un lindo gatito" antes de echarse a volar.

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