Soy de los que piensan que Dios creó a los animales para ponerlos al servicio del hombre, y no al revés. Aunque esto no significa, ni mucho menos, que podamos hacer con ellos lo que nos venga en gana. De hecho, fundamentalmente en tiempos prehistóricos, y todavía hoy, nos sirven para comer y más antes que ahora también para vestirnos. Digo todo esto porque en nuestra sociedad se está instalando la estúpida moda que lleva a poner los derechos de los animales por encima de los de las personas.
Sucedió, como exponente más destacado, cuando la Comunidad de Madrid, con Esperanza Aguirre de presidenta, construyó un carril más por sentido en la M-501, más conocida como carretera de los pantanos. Se trataba de la vía con mayor mortalidad de la región y la intención del gobierno regional con esa obra era, evidentemente, reducir el número de accidentes y mejorar la seguridad de las personas que habitualmente circulaban por ella. Pero inmediatamente surgieron las protestas de grupos ecologístas que exigieron que la obra no se llevase a cabo porque perjudicaría al rico ecosistema (recordarán la famosa 'caca de lince') que atraviesa la citada carretera, obviando lo realmente importante que era salvar vidas humanas. Felizmente la M-501 se desdobló y dejó de ser la vía con mayor siniestralidad de la región. Pero esta inaudita ideología continúa.
Hoy, en Pleno del mes de enero del Ayuntamiento de la capital, Ahora Madrid y el Partido Socialista han propuesto la redacción de una ordenanza para proteger los derechos de los animales. Se abre la puerta de esta manera a que el consistorio pueda prohibir la instalación de circos que utilicen animales salvajes en sus espectáculos. Desde el gobierno de Carmena lo justifican en que es necesario contar con una normativa que recoja la "sensibilidad" de la sociedad civil hacia los animales, que -aseguran- "no nacieron para ser enjaulados".
Esta iniciativa, propia de la progre-ecologista izquierda española, ha sido apoyada, por cierto, por Ciudadanos, y vuelve a poner los derechos de los animales por encima de las personas que, en este caso, se ganan la vida con este tipo de espectáculos.