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Gorka Echevarría

¿Adiós a la supresión del ISD?

La promesa electoral del Partido Popular de acabar con el injusto Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones puede quedarse en el aire salvo un milagro de última hora. Simancas y los partidarios del dictador Castro lo mantendrán si llegan, como parece ser, a la presidencia de la Comunidad.

Este hecho, aparte de dejar escapar una gran oportunidad de adaptar la legislación tributaria a la realidad social, debería consternar a los muchos que, viviendo en barrios de clase media-alta como el Barrio de Salamanca en Madrid (sociológicamente más propicios a votar a la derecha), se han abstenido cuando tendrían que preocuparse por la herencia que dejarán a sus hijos; y éstos últimos, por lo que tendrán que pagar en el momento de heredar.

El ISD –que, según la doctrina más respetable (por ejemplo Luis Manuel Alonso), resulta confiscatorio, vulnera el principio de igualdad y, en suma, es anti-constitucional– parece que seguirá en vigor en las comunidades en las que gobierne el PSOE. Por este hecho, puede darse el caso de que mucha gente se mude a comunidades limítrofes donde gobierne el PP para disfrutar de la exención en las transmisiones de padres a hijos.

¿Y por qué tantas personas se mudarán cuando se acerque la vejez? Pues por lo mucho que se paga en este concepto. Para verlo mejor, hay que subrayar que, bajo ciertos supuestos, en donaciones se llega a tributar hasta el 67,24% de lo recibido. Pero además, el donante tendrá que satisfacer el IRPF, entre un 15 y un 45%. La tributación total del donante y donatario, siguiendo el ejemplo expuesto, puede llegar al 82,24% del total donado.

Por otra parte, hay que resaltar que se equivocan quienes se oponen a la eliminación de ISD con la excusa de que la medida favorecería sólo a los ricos. El PSOE ya introdujo una reforma legislativa en este impuesto, por el cual las grandes fortunas podían obtener una exención del 95% al organizar el patrimonio en forma de empresas familiares. Así que, desde hace bastante tiempo, no son los ricos precisamente los que pagan este tributo.

Es poco probable que Simancas, bajo el lema "gobierno para todos y todas", aplique esta exención; por eso quizá tengamos que decir adiós a una necesaria reforma del ISD. La “justicia social” de los socialistas probablemente no permita eliminar un tributo gravoso para muchas familias que ven cómo sus hijos no podrán beneficiarse de una gran parte del fruto del trabajo y el ahorro de toda una vida, en aras del principio de “igualdad de oportunidades”.

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