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Gorka Echevarría

El “derecho de autodeter[-]minación”

Ya tenemos delante el Plan Ibarretxe, el referéndum y el sacrosanto “derecho de autodeterminación”. Sobre qué es un referéndum y un "Estado libre asociado" hemos oído bastante. Ahora bien, ¿en qué consiste el derecho de autodeterminación? Por lo que explican los acólitos de Arzalluz, supone que los vascos decidan su destino como nación.
 
Entonces, ¿qué es? ¿Un derecho colectivo o individual? Si es un derecho colectivo, el sujeto es el pueblo vasco, ente abstracto que decide el futuro de los vascos. Sin embargo, el pueblo vasco no existe bajo demarcaciones territoriales como las provincias, pues las supera. Esto supone que Álava no podría autodeterminarse como provincia en el caso de que la voluntad del pueblo vasco fuera constituir el pomposo "Estado libre asociado".
 
Por tanto, el derecho de autodeterminación, para ser democrático, debería ser un derecho individual. De este modo, no sólo Álava podría negarse a ser parte de ese "Estado libre asociado", sino que Bilbao podría separarse del modelo de Estado nacional y socialista del lehendakari (ya ha dicho el comisario político del PNV, el venezolano Anasagasti, que su partido es de centro-izquierda).
 
De modo que el derecho de autodeterminación supone que cada individuo puede decidir constituirse en su propia unidad de gobierno voluntario. Esta conclusión anarco-individualista le rechina a los nacionalistas vascos, que predican un tribalismo arcaico. Además, llegados al día del referéndum con una única opción sobre la que dar nuestro voto, algunos podrían pensar que parecía algo poco liberal.
 
Siguiendo la lógica del derecho de autodeterminación, creen algunos que cada individuo debería decir sí o no al plan de Ibarretxe y sí o no, por lo menos, a la secesión de su pueblo o villa o de su barrio respecto de la unidad territorial inmediatamente superior. Asimismo, consideremos que si no nos permiten que el derecho de autodeterminación sea verdaderamente ejercitado, el PNV estaría dando muestra de dar escasa cuando no nula relevancia a los derechos individuales. Esto desmonta cualquier apología del PNV del sufragio individual.
 
Por otro lado, cabría analizar los cambios políticos que pueden originar los posibles resultados del referéndum. Si el resultado es favorable, “nos confederamos”. Como el pueblo vasco a través de unos vasquitos lo ha decidido, el destino está fijado de forma perenne. Las futuras generaciones no podrán cambiar el destino, pues el pueblo elegido ya tiene su camino. El ‘no’, supondría un berrinche y nuevos referendos, pues al pueblo vasco le habrán intoxicado las fuerzas mediáticas “españolizantes” para votar ‘no’, y hasta que esas injerencias no desaparezcan, no es posible descubrir la “verdadera voluntad de los vascos”. Eso sí, cuando Ibarretxe obtenga su ansiado resultado, no habrá vuelta atrás...
 
De todo lo anterior podemos concluir que el “derecho de autodeterminación” defendido por los nacionalistas es circular y colectivista, conduce a una anarquía lógica o, en caso de restringirse su desarrollo, al centralismo expansionista.
 
La senda por la que discurre el nacionalismo, aparte de irracional, es extremadamente peligrosa. Las cartas están repartidas y al Gobierno central le han tocado las más difíciles: impedir la quiebra de la legalidad ¿Habrá suficiente voluntad política cuando los nacionalistas apuren el envite?
 

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