Martha Stewart, multimillonaria y gurú del sector de la decoración, vendió cerca de 4.000 acciones de ImClone Systems por 220.000 dólares justo antes de que se anunciara que la FDA iba a prohibir el medicamento Erbitux para el cáncer de colon. Se da la circunstancia de que Martha es amiga del anterior consejero delegado de ImClone, Sam Waksal, quien el pasado año fue acusado de insider trading (uso de información privilegiada en Bolsa) y cumple actualmente una condena de siete años de prisión. Stewart recibió a través de su agente de bolsa la información de que los ejecutivos de ImClone estaban vendiendo sus acciones de la compañía. Y esta información, según se dice, supuestamente le dio a Martha una ventaja "injusta". Por lo visto, lo justo es que los inversores estén forzados a mantener sus acciones, aunque sepan que la empresa va a quebrar. Por lo que el delito de Martha Stewart sería haber evitado incurrir en pérdidas... Así, fue acusada de mentir a los fiscales y de fraude por proclamarse inocente. Y actualmente se enfrenta a una abultada condena de prisión.
Sin embargo, para ser culpable de insider trading en EEUU es preciso haber incumplido o traicionado la confianza debida directa o indirectamente hacia el emisor de las acciones o hacia cualquier otra persona que sea la fuente de la información no pública. Pero Martha no era más que una accionista. Por eso, su caso difícilmente encaja en los supuestos del delito de insider trading. Antes al contrario, habría contribuido a extender por el mercado la información a la que tuvo acceso, presionando a la baja sobre el precio de las acciones como resultado de su orden de venta. No toda venta –o compra– anticipada basada en información propia sobre la previsible evolución negativa –o positiva– de los acontecimientos es un caso de insider trading. Quienes se anticipan a los movimientos del mercado no son responsables de las pérdidas sufridas por quienes se encuentran dentro o fuera del mercado, pues la pérdida o el lucro cesante se produciría en cualquier caso, cuando las malas o las buenas noticias acaben divulgándose. Naturalmente, otra cuestión diferente sería si son ellos mismos los encargados de divulgar oficialmente esa información.
Además, la publicación de un estudio que demostraría que el Erbitux, la droga que iba a fabricar ImClone Systems, en realidad reduce en gran medida el tamaño de los tumores, añade una nota tragicómica a este caso. Si los burócratas de la FDA no hubieran cometido un error tan garrafal y la legislación sobre insider trading no fuera tan expansiva en sus supuestos, no estaríamos ante la ruina de dos empresas –ImClone Systems y la de Stewart, Living Omnimedia, cuyas acciones se han hundido por el escándalo organizado en torno a su propietaria– y el linchamiento de una persona. Este es el caso de Martha Stewart. Nada que ver con lo que algunos han contado.
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