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Guillermo Dupuy

A lo que Rajoy no se atreve ni en catalán

¿Se creerá Rajoy que los extranjeros no se enteran de lo que él deja de hacer o de decir aquí por el mero hecho de que no sepan hablar español?

Estaba claro que el intento de Rajoy de transmitir una imagen de unidad, control y confianza mediante un papelito aprobado en la Conferencia de Presidentes que sólo alcanza a defender el insostenible statu quo de nuestro sector público estaba condenado al fracaso. No menos patético es, sin embargo, tratar de enmendarlo con un documento en inglés y dirigido a los inversores extranjeros en el que el gobierno asegura estar dispuesto a intervenir las comunidades autónomas que no cumplan los objetivos de déficit.

Más le hubiera valido a Rajoy haber transmitido esa firmeza, aunque fuese en catalán, en la conferencia de marras, y plasmar en el documento allí aprobado algún compromiso que pudiese ser considerado un intento de adelgazamiento de nuestro sector público y de reconversión de nuestro reino de taifas.

A estas horas, sin embargo, lo único que estará esperando Rajoy es que el farol de firmeza frente a las autonomías cuele entre los extranjeros sin que llegue a los oídos de los presidentes regionales, especialmente el catalán. Por no enfrentarse, Rajoy ha calificado de "algarabía" una rebelión institucionalizada contra nuestra Nación y nuestro Estado de Derecho como es el desafío secesionista de Artur Mas. Por "evitar polémicas", Rajoy ha accedido a conceder un nuevo crédito extraordinario de 5.000 millones a un Gobierno como el catalán, que no sólo es secesionista, sino uno de los más manirrotos de nuestro país, y que además tuvo la desfachatez de exigirlo "sin condiciones". Por no librar la batalla política contra los nacionalistas, Rajoy permite –faltando a su deber de hacer cumplir la ley– que las sentencias del Supremo contra la inmersión lingüística no se cumplan no sólo en Cataluña, tampoco en Baleares, donde el PP gobierna con mayoría absoluta. Por tratar de transmitir una imagen de encomiable unidad, a todas luces falsa, Rajoy no ha tenido empacho en hacer suyo el discurso socialista de que el Estado no tiene un problema de excesivo gasto público, sino de falta de ingresos.

Ya podrá Rajoy tratar de engañar a propios y extraños con el compromiso alcanzado con los presidentes autonómicos sobre los objetivos de déficit para este año, o con su afirmación de que España "no tiene un problema estructural" en sus cuentas públicas, sino sólo uno "coyuntural". Este mismo jueves ha sido el propio gobernador del Banco de España el que ha alertado de los "riesgos de desviación" del déficit para este mismo año, no sin antes advertir de su carácter "eminentemente estructural", pues "no se explica sólo por la caída del ciclo ni por las medidas discrecionales de naturaleza temporal sin efecto duradero sobre las finanzas públicas".

A ello habría que sumar las advertencias que también este mismo jueves han hecho los supervisores económicos de la UE, quienes han alertado contra los supuestos "excesivamente optimistas" sobre los que se basan los planes de Rajoy para cumplir los objetivos de reducción del déficit para 2013.

¿Se creerá este incompetente o felón que nos gobierna que los inversores extranjeros o nuestros socios comunitarios no se enteran de lo que él deja de hacer o de decir por el mero hecho de que sólo hablen inglés?

No lo sé. Sea como fuere, creo que todavía son muchos los que no son conscientes de que la principal neutralización de la derecha es el gobierno de Rajoy. No quieren ver la continuidad del peor zapaterismo bajo las siglas del PP. Se niegan a reconocer que el partido que tradicionalmente abanderaba los principios liberal-conservadores en nuestro país ha sido, sencillamente, usurpado. Con Rajoy al frente, abandonad toda esperanza.

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