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Guillermo Dupuy

Al Qaeda y los antecedentes de ZP

La posibilidad de que Al Qaeda se limite a pedir dinero es la más improbable, no sólo por el delirante fanatismo de los terroristas islámicos, sino también por los conocidos antecedentes de ZP que lógicamente no hacen más que excitar su voracidad.

Aunque los terroristas de Al Qaeda no hayan concretado todavía cuales son sus exigencias a cambio de la liberación de los tres españoles secuestrados en Mauritania, el Gobierno de Zapatero tiene dos opciones: acceder a ellas o resistirse al chantaje. Esta terrible e inexorable disyuntiva, de la que fuimos tan conscientes los españoles con ocasión del secuestro de Miguel Ángel Blanco, está ahora siendo diluida por la práctica totalidad de la clase política y de los medios de comunicación. Como botón de muestra, el editorial de un periódico tan poco sospechoso de simpatías hacia el Gobierno como La Razón. Decía este diario el pasado miércoles que "la fórmula que dio tan buen resultado con los piratas de Somalia (sic) en los casos del Playa de Bakio y el Alakrana no servirá de modelo por razones varias, la primera de ellas, que pondría en un brete al Estado de Derecho si el Gobierno accede a pagar a los terroristas".

Aunque cause vergüenza ajena tener que hacer esta aclaración, tan ilegal es pagar a piratas como hacerlo a los terroristas. Lo que La Razón llama "la fórmula que dio tan buen resultado con los piratas" –esto es, sucumbir a su chantaje–, pone en un "brete" al Estado de Derecho tanto si se paga a piratas como si se hace a terroristas. La diferencia estará si los terroristas de Al Qaeda, al margen de exigencias económicas, hacen otras reclamaciones de índole política como puedan ser la liberación de terroristas encarcelados o la retirada de tropas de Afganistán. Naturalmente, satisfacer también estas exigencias supondría doblegar al Estado de Derecho en un grado mucho mayor, pero eso no significa que no se le ponga también en un "brete" en el improbable caso de que los terroristas se limiten a exigir sólo dinero.

Esta última posibilidad, aunque sea la menos indeseable, es la más improbable, no sólo por el delirante fanatismo de los terroristas islámicos, sino también por los conocidos antecedentes del Gobierno de Zapatero que lógicamente no hacen más que excitar su voracidad. Zapatero no es un desconocido para ellos. Lo conocen desde que era líder de la oposición al Gobierno de Aznar, tal y como quedó acreditado en un documento interceptado a una célula islamista un año antes del 2004. Saben que Zapatero es un político que lo primero que iba hacer e hizo al llegar al poder fue dejar en la estacada a sus aliados y retirar las tropas de Irak, tal y como exigían los terroristas islámicos a los que el propio Ejecutivo atribuía la matanza del 11-M.

Los españoles tal vez hayan olvidado –pero seguro que Al Qaeda no– que en septiembre de 2004, coincidiendo con el secuestro de dos ciudadanas italianas a las que se amenazaba con matar si su Gobierno no retiraba sus tropas de Irak, Zapatero hizo unas declaraciones que dieron la vuelta al mundo en la que el presidente español incitaba precisamente a los aliados europeos a seguir su ejemplo para regocijo de los secuestradores.

Dejo al margen, por ser asunto "doméstico", el historial de Zapatero de cesión ante los terroristas de ETA, con capítulos tan bochornosos como la excarcelación del sanguinario De Juana Chaos. Recordemos –eso sí– que en España hay 64 presos islamistas, y que los secuestradores de los tres españoles pertenecen al mismo grupo que en junio asesinó a un turista británico al no acceder Londres a la puesta en libertad del imán radical de origen jordano Abu Qutada.

Crucemos los dedos para que los terroristas que tienen secuestrados a los tres españoles sólo se fijen a la hora de concretar sus exigencias en los antecedentes de Zapatero como mero pagador de rescates en dinero, y no en otros capítulos todavía más bochornosos de su infame e indigno historial.

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