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Guillermo Dupuy

Al rescate de la insolvencia

Aun aceptando, a efectos retóricos, esos planes de rescate como si de un mal menor se trataran, lo que me resulta insultante a la lógica más elemental es que nos los vendan precisamente invocando la responsabilidad que vienen a conculcar.

Se supone que si una entidad financiera es eficiente, solvente y viable no necesita ser rescatada ni recibir aval público alguno para seguir cumpliendo con sus obligaciones frente a depositantes y acreedores. Sin embargo, el Gobierno de Zapatero, en su afán de hacernos comulgar con ruedas de molino, no ha tenido empacho, por boca de su nueva ministra de Economía, en presentar su aval de 9.000 millones de euros a Caja Castilla-La Mancha (CCM) precisamente como una "muestra del compromiso del Ejecutivo con el funcionamiento eficiente, la solvencia y la viabilidad del sistema financiero".

Ahora se quiere dar un paso más en ese falso compromiso, tal y como ha confirmado este lunes la vicepresidenta primera del Gobierno, al anunciar que se está terminando de perfilar y de acordar con los grupos parlamentarios un fondo de ayuda a las cajas de ahorro ante "eventuales situaciones de falta de liquidez". Y no duden de que el Gobierno lo llevará a cabo, con el unánime respaldo de la oposición, invocando precisamente los valores que esa actuación viene a conculcar. De hecho el PP, a pesar de haber reclamado "transparencia" y a pesar de oponerse verbalmente a "tapar las responsabilidades de nadie", ha votado favorablemente el fondo de ayuda a la CCM, tal y como respaldó en su día el plan de rescate bancario presentado por el Gobierno.

Se supone que el capitalismo es un sistema de prueba y error, en el que el compromiso del Ejecutivo con la eficiencia y la solvencia se visualiza precisamente en su negativa a socializar ni los beneficios ni las perdidas de las empresas. La quiebra sería el castigo de las malas prácticas, mientras el enriquecimiento es el premio de las buenas. Eso por no hablar de las consecuencias penales para lo que son meros errores empresariales.

Sin embargo, aquí hemos pasado de la falsedad de que teníamos el sistema financiero más sólido del mundo a otro presupuesto, no menos falso, como es el de que el plan de rescate es absolutamente inevitable si no queremos encontrarnos en un absoluto y total colapso financiero. Naturalmente, sin esas ayudas públicas habría muchas entidades financieras que quebrarían, especialmente muchas de las politizadas e ineficientes cajas de ahorro de este país, pero no así las entidades que han mantenido unas prácticas relativamente más prudentes.

Con todo, y aun aceptando a efectos retóricos esos planes de rescate como si de un mal menor se trataran, lo que me resulta insultante a la lógica más elemental es que no los vendan precisamente invocando la responsabilidad que vienen a conculcar. ¿Cómo vamos a alentar la prudencia y la responsabilidad en la práctica bancaria si luego planteamos como axioma incuestionable el que deben ser rescatadas las entidades que se comportan de forma arriesgada e irresponsable? ¿Qué compromiso con la eficiencia y la responsabilidad se muestra dejando en manos políticas buena parte de nuestro sistema financiero, tal y como ocurre con las cajas de ahorro?

En cuanto a la falta de liquidez, si de verdad el Gobierno quisiera reducir esa lacra que padecen no pocas entidades financieras, lo primero que debería hacer es erradicar de la práctica bancaria la posibilidad de dar en préstamo aquello que se recibe en depósito y que, se supone, tiene que mantenerse a permanente disponibilidad del depositante. Sin esa fatal triquiñuela del coeficiente de reserva fraccionaria nos evitaríamos las expansiones monetarias y crediticias que están en el origen de la crisis financiera, tanto como el tener que recurrir al dinero del contribuyente para solventar la insolvencia bancaria que provocan.

Sin embargo, ni el Gobierno ni la oposición quieren hacer la menor reforma en el ámbito financiero y no hacen más que recurrir al dinero del contribuyente. A eso le llaman "compromiso con el funcionamiento eficiente, la solvencia y la viabilidad del sistema financiero". Claro que ya decía La Rochefaucauld que la "hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud".

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