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Guillermo Dupuy

¿Con qué legitimidad va a agitar el PP el miedo a Podemos?

Para que hayan nuevas elecciones, el PP tendrá previamente que votar con los antisistema contra la intentona constitucionalista de PSOE y Ciudadanos.

Es cierto que mientras el PP siga irresponsablemente empecinado en votar en contra de la formación de cualquier Gobierno que no esté presidido por Rajoy o cualquier otro miembro de este partido estamos inexorablemente abocados a dos únicos escenarios posibles: o bien a un Gobierno de frente popular-separatista o bien a la convocatoria de unas nuevas elecciones. Sin embargo, convendría que nos centráramos en este último escenario de una nueva convocatoria electoral para comprender en toda su magnitud la vileza -no exenta de estupidez- de la reiterada voluntad del PP de votar en contra de un Gobierno centrado y constitucionalista como sería el de PSOE-Ciudadanos.

Y es que no hace falta creerse a pies juntillas el barómetro del CIS de este jueves para estar convencidos de que de nada servirá la convocatoria de unas nuevas elecciones generales si no se modifican los posicionamientos que las hayan hecho inevitables: así, aunque Podemos adelante al PSOE, aunque el PP recupere algo del electorado perdido a favor de Ciudadanos, no se podrá formar Gobierno mientras el PSOE siga oponiéndose a un Gobierno presidido por el PP al tiempo que rechazando las alianzas con los antisistema.

Tampoco le servirá de nada al PP mejorar sus resultados respecto del 20-D si es a costa de debilitar la representación que ahora tiene su único aliado posible, Ciudadanos. Por otra parte, ¿con qué legitimidad va el PP a agitar en su favor el miedo a Podemos en esa nueva campaña electoral si para poder llegar a ella habrá tenido previamente que votar con los antisistema contra la hipotética intentona constitucionalista del PSOE y Ciudadanos?

El PP de Rajoy utiliza desde hace años el voto del miedo al frente popular como forma de recuperar al electorado que se hartó de sus insuperables felonías. Pero esa estrategia arriolana, al que se le quiere dar una nueva oportunidad, bien puede y debe convertirse en un boomerang en contra de sus propias aspiraciones. Eso, si logra una nueva oportunidad.

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