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Guillermo Dupuy

Eguiguren al CGPJ

Consolémonos con que no hayan nombrado a Eguiguren vocal del Consejo General del Poder Judicial. Eso mismo se hizo con otro emisario de Zapatero, Manuel Gómez Benitez, quien presuntamente llegó al extremo de poner en valor el chivatazo a ETA.

Me parece que ya está bien. Que lo importante del día de hoy son las víctimas, es el arrope, es el no olvidar. Y que hoy haya gente que se dedique a perseguir a un hombre bueno, me parece, francamente, demencial. Me parece que gente, a la que no he visto nunca aquí, ni siquiera para dar una palmada en la espalda cuando enterramos gente, se dedique a linchar públicamente a Jesús Eguiguren me parece indecente. Y no lo voy a permitir de ninguna de las maneras. Podrá estar más acertado o más equivocado, pero ha dedicado toda su vida a defender la libertad y la paz en este país. Toda su vida. Y no voy a permitir ningún tipo de persecución para anular a un hombre bueno. Vale.

Con estas cínicas y desafiantes palabras, el lehendakari Patxi López ha salido en defensa del presidente del PSE, Jesús Eguiguren, y de sus bochornosas declaraciones respecto del imputado por la matanza de la Casa Cuartel de Zaragoza y célebre prófugo de ETA, Josu Ternera. Tal vez las afables palabras que Eguiguren ha dedicado a esa bestia, con la que se reunía y comía, no lleguen a ser constitutivas de un delito de enaltecimiento del terrorismo; pero sí son, desde luego, una intolerable humillación para las víctimas. Y, desde luego, hay que tener mucha caradura para hablar de "no olvidar" a las víctimas al tiempo que se sale en defensa de quien, precisamente, se escuda en el olvido para justificar las negociaciones con los verdugos.

Pero el cinismo de López es aun mayor que el de Eguiguren: fue el lehendakari socialista el que, después de "helar la sangre" de la madre del asesinado Joseba Pagazaurtundúa, tuvo la hipocresía de pronunciar, en su discurso de investidura, estas hermosas palabras del escritor Fernando Aramburu: "Escribí contra el olvido calculado tras el cual acecha el futuro revisionista, borrador profesional de huellas, el manipulador de datos, el negador venidero de cuanto ocurrió". Pues bien, si hay aun "escrito contra el olvido calculado" es precisamente la querella que Voces contra el Terrorismo ha dirigido contra Eguiguren, contra el mismo que confiesa que "te olvidas de todo cuando estás negociando".

Pero para Patxi López, como para Rubalcaba, esa apelación a la justicia y esa crítica a Eguiguren que ampara la libertad de expresión y que obliga moralmente el más elemental sentido de la decencia es un "linchamiento". Acusan de linchar a quienes, como las víctimas, jamás se han tomado la justicia por su mano, a pesar de la justificada desconfianza que les causa la que les procura el Estado. Y estas acusaciones de "linchamiento" las hacen quienes, como Rubalcaba, encubrieron las "ejecuciones" sin proceso de los GAL.

Con todo no nos extraña que la Fiscalía haya rechazado la querella de Voces contra el terrorismo. Si nuestra justicia no ve en Zapatero indicios de comisión de un delito de omisión del deber de perseguir delincuentes, ¿ha de verlos en quien, como Eguiguren, no era más que su mensajero? Lo lógico era esperar que la humillación del presidente del PSE a las víctimas quedase tan impune como las amables palabras que Zapatero dirigió a Otegui o al mismísimo Iñaqui de Juana Chaos.

Las víctimas aun se pueden consolar con que el gobierno no haya propuesto a Eguiguren como vocal del CGPJ, aprovechando su condición de jurista. Y lo digo sin la menor ironía ni exageración. Eso mismo se hizo con otro emisario de Zapatero, Manuel Gómez Benitez, quien presuntamente llegó al extremo de poner en valor el chivatazo policial a ETA como muestra de la voluntad negociadora del Gobierno.

Yo no sé si Eguiguren es un hombre bueno. Lo que sé es que de buenas intenciones no sólo está empedrado el infierno.

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