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Guillermo Dupuy

El encubrimiento de las filtraciones

Lo que sabemos es que esas filtraciones se han producido, y que el interés de Rubalcaba por saber quienes son sus autores es tan escaso –salvando distancias– como el que ha demostrado por averiguar quienes estuvieron detrás del chivatazo policial a ETA.

Dice con toda la razón el diputado del PP Ignacio Cosidó que "las filtraciones interesadas de investigaciones policiales son inadmisibles en una sociedad democrática, socavan el principio fundamental de la presunción de inocencia y en el caso de utilizarse contra responsables políticos pervierten el juego democrático al utilizar desde el Gobierno los mecanismos del Estado de Derecho para tratar de aniquilar a la oposición".

Que la corrupción no conoce de siglas y puede anidar en todos los partidos me parece algo indiscutible. Ahora bien, una cosa es que ningún partido político o su entorno quede inmune a los mecanismos del Estado de Derecho y otra cosa muy distinta utilizar los mecanismos del Estado de Derecho para combatir políticamente al principal partido de la oposición.

Yo ignoro si, en busca de posibles casos de corrupción, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que dependen jerárquicamente de Rubalcaba han sometido a investigación al PSOE y a su entorno con el mismo celo que lo han hecho con el principal partido de la oposición. Ignoro en definitiva si, además de esa "filtraciones interesadas" de las que nos hablaba Cosidó, las investigaciones policiales son en sí mismas también "interesadas". Lo que sé es que el caso Gürtel –a diferencia de los casos de corrupción que afectaron y afectan al PSOE– no ha tenido su origen en ninguna investigación periodística, sino en una investigación policial que, sólo después de ser iniciada e instruida judicialmente, ha sido puesta en conocimiento de determinados medios de comunicación.

Una cosa es que la información de un medio de comunicación alerte y ponga en funcionamiento los mecanismos del Estado de Derecho ante la comisión de un posible delito; y otra muy distinta que desde el ámbito policial o judicial se filtre a determinados medios de comunicación aspectos de una investigación que está bajo secreto de sumario. Lo primero es una muestra más de lo beneficioso que es para la Justicia y para una sociedad libre la existencia de una prensa independiente; lo segundo es simplemente un delito tipificado como tal en nuestro Código Penal.

Yo ignoro si Rubalcaba dio orden de que se perpetraran esos reiterados delitos de revelación del secreto de sumario en el caso Gürtel. Lo que sé es que se han producido, y que el interés del ministro por saber quién son sus autores es tan escaso –salvando las distancias– como el que él mismo ha demostrado por averiguar quienes estuvieron detrás de ese chivatazo policial que, en tiempos de negociación con ETA, alertó al aparato de extorsión de la banda de que estaba siendo vigilada por orden del juez Grande Marlaska. Lo que también sé es que el desinterés del fiscal general del Estado por tomar cartas en el asunto de las filtraciones ha sido tan grande que, para justificarlo, ha llegado al extremo bochornoso de considerarlas como "inevitables" o incluso a relacionarlas con la "libertad de expresión".

Una de las cosas que me preocupan al considerar que Bárcenas debía haber dimitido antes de comparecer como imputado provisional ante el Supremo es que me confundan con quienes ya pedían su cese desde el primer momento, cuando sólo lo acusaban de corrupción las filtraciones judiciales/policiales a unos medios de comunicación. De la misma forma que la irresponsabilidad política de Bárcenas al no dimitir y no evitar a su partido la imagen de verle declarar en activo ante el Supremo como imputado no se debe negar por mucho que fuese finalmente absuelto, tampoco esas filtraciones deberían dejar de ser consideradas como un delito por mucho que Bárcenas fuese declarado culpable.

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