Retomando las técnicas de luz de gas que Génova ya utilizó contra María San Gil en 2008, los actuales dirigentes del PP vasco están llevando a cabo una campaña que neutralice los efectos de las renuncias y los abandonos de destacadas personalidades del partido, así como las duras declaraciones que contra su irreconocible Gobierno están haciendo la propia San Gil y numerosas víctimas del terrorismo.
Dice la correa de transmisión de Rajoy en el País Vasco, Arantza Quiroga:
Si una persona se va del PP, no se lleva sus valores, ni se diluye su proyecto. Hay relevo (…) Unos se van y otros siguen. Unas veces estás y otras no, y no pasa nada. Es ley de vida.
Tiempo habrá de reunir en una crónica detallada la degradación del PP que arranca del Congreso de Valencia de 2008 y que es causa, y no consecuencia, de que muchos destacados dirigentes de ese partido lo hayan abandonado desde entonces, no por razones de "ley de vida", sino por razones de principios, por las que muchos se la han jugado.
Sirva, sin embargo, como botón de muestra este editorial de nuestro periódico, publicado el 28 de abril de 2008, para hacernos una idea de las razones de María San Gil para abandonar, poco después, la primera línea del partido. O la imposibilidad de una regeneración del PP circunscrita al País Vasco, que algunos todavía creían posible en 2012, y que explica la reciente marcha de algunos.
Desde entonces no puedo sino reafirmarme: "El irreconocible PP vasco de ahora no es sino, desgraciadamente, el mejor reflejo del PP que preside Mariano Rajoy", y "hasta que no seamos conscientes de la fatal trascendencia histórica que tiene la figura de Mariano Rajoy Brey, de poco servirá cambiar sus correas de transmisión".