Menú
Guillermo Dupuy

La tregua de ETA y las trampas de sus interlocutores

Las trampas que me preocupan son la de quienes, para "verificar" supuestas voluntades de paz que ya desmienten los propios comunicados de tregua, autorizan contactos con criminales prófugos de la justicia o dejan a sus voceros colarse en las instituciones

Antes que nada, recomiendo a los lectores que lean la transcripción literal del video en el que los etarras nos anuncian que "ya hace algunos unos meses" tomaron la decisión de no llevar a cabo lo que denominan como "acciones armadas ofensivas".

En esa transcripción ustedes mismos podrán verificar, al igual que en todos sus comunicados de tregua anteriores, cómo los terroristas ni repudian la violencia, ni piden perdón a las víctimas, ni anuncian su acatamiento al ordenamiento jurídico, ni abjuran de sus delirios totalitarios e identitarios por los que han acabado con la vida de un millar de inocentes. Allí ustedes podrán comprobar, una vez más, cómo los terroristas, tanto cuando anuncian treguas como cuando las dan por finalizadas, se vanaglorian nuevamente de su historial criminal que ellos consideran como "la lucha, con armas en la mano, en favor de la libertad de Euskal Herria". También podrán verificar cómo los etarras, por enésima vez, pervierten el significado de la palabra democracia para calificar como "proceso democrático" lo que no es otra cosa que un antidemocrático e infame proceso de negociación entre un Estado soberano y una banda terrorista destinado todo él a la consecución de los objetivos que siempre ha perseguido la "lucha armada". Allí podrán también "verificar" cómo el cese anunciado de la actividad criminal se condiciona clara y abiertamente, y tal y como ha ocurrido en todas las ocasiones anteriores, a la consecución de los objetivos por los que los terroristas anuncian treguas o pegan tiros en la nuca. Allí verán, una vez más, cómo los etarras se reafirman en calificar como "ofensiva fascista" lo que no es otra cosa que la deseable persecución de asesinos y secuestradores o el exigible respeto a la Constitución y al imperio de la ley. Allí verán cómo los etarras enaltecen su responsabilidad criminal como una "lucha por la libertad del Pueblo vasco"; una "responsabilidad" que los etarras se comprometen abiertamente a mantener, "con humildad pero con determinación, con la ambición de ganar".

Si ETA en su comunicado hubiera pedido perdón a las victimas, anunciado una inminente e incondicional entrega de las armas o repudiado su pasado criminal, cosas que no ha hecho nunca, me plantearía la cuestión de si, en lugar de una nueva tregua, lo que nos están tendiendo los criminales es una "trampa". Pero como no es el caso, las trampas que me preocupan son, tal y como ha ocurrido en el pasado, las de los gobernantes y las de unas élites políticas y mediáticas que ven en estos comunicados apologéticos del terrorismo no sé qué oportunidades para la paz. Las trampas que me preocupan son la de quienes, para "verificar" supuestas voluntades de paz que ya desmienten los propios comunicados de tregua de los terroristas, autorizan contactos con criminales prófugos de la justicia, o ponen en tregua a los aparatos de seguridad del Estado, o dejan que se cuelen en las instituciones a quienes mantienen el mismo discurso apologético del terror. Las trampas que me preocupan son las de quienes fingen ignorar que la palabra "tregua" siempre hace referencia en castellano a un "cese temporal", nunca definitivo, de las "hostilidades". Las trampas que me preocupan –incluidas las "veniales" de Aznar– son las de quienes se las hacen así mismos, incluso las de quienes, por no dejar mal a un autoengañado presidente de Gobierno, acusan a los "miembros del MLNV" de hacer "treguas-trampa".

Naturalmente, las trampas que más me preocupan son las que en estos mismos momentos pudiera estar haciendo, o no haber dejado nunca de hacer, un Gobierno como el de Zapatero, quien, a diferencia de sus antecesores, las llevó al extremo de emprender un proceso de colaboración con ETA para dar una anestesiante cobertura de paz a sus alianzas con los separatistas.

Ahora, en el peor momento de su legislatura, y manteniendo a Rubalcaba de maestro de ceremonias, es cuando más arteras pueden ser sus trampas. Claro que también lo tienen más difícil a la hora de engañar tanto en tan poco tiempo.

En cualquier caso, tengamos todos claro que no es ETA, sino sus interlocutores los destinados a procurar la mentira cuya alianza el crimen requiere, sobre todo cuando adopta una chantajista forma de tregua.

En España

    0
    comentarios