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Guillermo Dupuy

La verdad fusilada

Hoy ha sido un comunista la víctima de los que justifican el 'fusilamiento' de la verdad por razones políticas.

Ignoro si Antonio Nogales, alcalde comunista de la localidad sevillana de Pedrera, es partidario de la pena de muerte. Lo que sé es que Nogales es una persona respetuosa con la ley en vigor y que rechaza profundamente todo acto de xenofobia y racismo. Desde que el pasado sábado se desatara una injustificada y completamente desproporcionada oleada de altercados contra la población rumana de su pueblo a raíz de un accidente de tráfico en el que un conductor rumano agredió a otro conductor de dicha localidad, este alcalde de IU ha hecho varios llamamientos públicos a la calma de la población, y defendido que muchos de los rumanos que están sufriendo en estos días manifestaciones de odio y de rechazo son pedrereños, llevan más de 15 años viviendo en el pueblo y están "integrados" en el mismo.

Nogales puede ser tan consciente como los ediles del PSOE y del PP de dicha localidad de que ese ciego e indiscriminado malestar hacia la población rumana no lo provoca puntualmente un caso aislado como el accidente de tráfico mencionado, sino que muchas otras personas de origen rumano han podido generarlo previamente con delitos u otros actos contrarios a una pacífica convivencia. Con todo, el alcalde Nogales ha salido en todo momento en defensa de la población rumana rechazando que la ira ciudadana haga pagar a justos por pecadores. Así lo hizo también en una de las ocasiones en las que se atrevió a encararse con unos vecinos exaltados que se habían concentrado en plena calle, a los que dijo, en tono más retórico que irónico: "A mí también me gustaría ver a gente fusilada, pero eso no podemos hacerlo"; e insistió: "Al que se salta la ley, se le aplica la ley y los jueces" (sic).

No ha sido este el caso de las ediles del PSOE, quienes, lejos de hacer llamamientos a la calma y al respeto a la ley y a los jueces, han apoyado –cuando no incitado– los actos xenófobos que se produjeron el pasado fin de semana, hasta el punto de animar a la gente a desplazarse al domicilio del alcalde para insultarlo.

Lo más repugnante del caso es que las ediles del PSOE han pasado de acusar al alcalde Nogales poco menos que de defender a los delincuentes rumanos a decir que quiere fusilarlos. Para ello han entrecortado imágenes y sacado de contexto las palabras de Nogales, en las que este decía que a él también le gustaría ver a gente fusilada, para sugerir justo lo contrario de lo que el alcalde trataba de trasladar a sus vecinos durante los momentos de mayor tensión en la localidad, donde se han volcado coches de rumanos y se han producido serios altercados, por los que hay ya siete detenidos.

A pesar de que tamaña manipulación –no hay peor mentira que una verdad a medias– contradice frontalmente la realidad de los hechos y el relato que la Guardia Civil hizo de los mismos en una nota de prensa el pasado lunes, los ediles del PSOE han pedido la dimisión del alcalde por tensionar los ánimos y no pocos medios de comunicación –incluidos los más insospechados– han dado como verdadera tan radical tergiversación de los hechos.

Ya decía Jean-François Revel en su memorable El conocimiento inútil que la primera fuerza que dirige el mundo es la mentira. Los comunistas han sido, ciertamente, maestros en "hacer de la mentira un arma revolucionaria", tal y como Lenin aconsejara en su día. Hoy, sin embargo, ha sido un comunista como el alcalde de Pedrera la víctima de los que justifican el fusilamiento de la verdad por razones políticas.

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