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Guillermo Rodríguez

Soy comunista

El copyleft es tan de derechas o de izquierdas como lo es su parte contraria, el copyright.

Pues sí, como lo leen. Según el criterio intelectual e ideológico de Bill Gates, hoy mismo debería afiliarme al Partido Comunista ala radical. Incluso más: tendría que sentirme orgulloso de mi condición ondeando una bandera con una hoz y un martillo y cantando, voz en pecho, la Internacional. Sería la internacional del coppyleft entonada por los  "commonistas".
 
El exabrupto de Gates definiendo a los partidarios de la Cultura Libre de "una nueva clase de comunistas que quieren acabar con los incentivos que perciben músicos, cineastas o programadores" ha generado un interesante debate en la blogosfera a cuenta de la ideología política del copyleft: ¿es de izquierdas o, por el contrario, se trata de una filosofía que cumple las tesis liberales? Dos columnistas de Libertad Digital, Antonio José Chinchetru y Enrique Dans, defienden que es claramente liberal. Otras bitácoras apoyan fervientemente la idea de Gates.
 
Una tercera opción sostiene que el copyleft está formateado ideológicamente. No es ni de izquierdas ni de derechas, sino todo lo contrario. De hecho, las palabras de Gates deben contextualizarse: como acertadamente comenta José Cervera en El Mundo, el cofundador de Microsoft suele ligar el comunismo con todo aquello que afecta (para mal) a su negocio. Por ello, todos los que defendemos que las leyes de protección intelectual actuales restringen el proceso creativo y la innovación, y además nos mostramos contrarios a las patentes de software, atentamos contra los intereses de Microsoft en particular y de la economía estadounidense en general.
 
Para Gates no hay grises. Todo es blanco (copyright) o negro (copyleft). O estás en lado equivocado o en el de la fuerza y la razón. Al margen de discrepancias políticas, lo que la frase de Gates deja claro es que a Microsoft comienza a inquietarle la receptividad que están consiguiendo todos los movimientos que abogan por la libertad, llámese Linux, Firefox o copyleft. Éste, en fin, es tan de derechas o de izquierdas como lo es su parte contraria, el copyright. ¿Acaso todos los que defienden, se lucran o abogan por el copyright son de derechas? Por su puesto que no. Lo mismo sucede con su antagonista. El copyleft pretende que los creadores no se plieguen a los intereses de las compañías y los múltiples gestores de los derechos de autor. Es decir, aboga, ideologías al margen, por acabar con la parte (prescindible) que forman los intermediarios.
 
Discutir sobre la afiliación política del copyleft tiene el mismo sentido que disertar sobre el sexo de los ángeles: es una iniciativa abocada al fracaso. Para unos supone la liberalización de la actividad creadora; para otros es nada menos que su socialización. Y nadie se pone de acuerdo. Si estar a favor del copyleft, de la licencia GPL, de Firefox, y en contra del canon de la SGAE o de las patentes de software, equivale a ser comunista, el PCE sería el principal partido de la oposición.
 
Ahora que estamos en plena celebración de los cuatro siglos deEl Quijote, nada mejor que concluir con una de sus famosas sentencias: "Ladran, amigo Sancho, luego cabalgamos".

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