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EL DESPERTAR DE LA DERECHA

Algo está cambiando en el mundo de las ideas

Lyndon Johnson fue el 36º presidente de los Estados Unidos, entre los años 1963 y1969. A Johnson, del Partido Demócrata, le tocó gobernar en un periodo en que la izquierda era especialmente fuerte, y su mandato siguió la corriente de los tiempos. El texano impulsó el socialismo mediante programas como Medicare (dirigido a los mayores) y Medicaid (para los pobres), desvió dinero público a la educación, que sufrió un profundo rediseño, y se embarcó en colosales operaciones de ingeniería social, como la Guerra contra la Pobreza o la Gran Sociedad.

Lyndon Johnson fue el 36º presidente de los Estados Unidos, entre los años 1963 y1969. A Johnson, del Partido Demócrata, le tocó gobernar en un periodo en que la izquierda era especialmente fuerte, y su mandato siguió la corriente de los tiempos. El texano impulsó el socialismo mediante programas como Medicare (dirigido a los mayores) y Medicaid (para los pobres), desvió dinero público a la educación, que sufrió un profundo rediseño, y se embarcó en colosales operaciones de ingeniería social, como la Guerra contra la Pobreza o la Gran Sociedad.
Lyndon B. Johnson.
Estas medidas socialistas dividieron a los americanos. Provocaron la indignación de conservadores y liberales, que vieron cómo el Estado se disponía a agredir la libertad individual de los ciudadanos, así como sus bolsillos. En esta época empezaron a tomar fuerza organizaciones y revistas conservadoras y liberales que intentaron detener el avance socialista, que parecía inevitable e inminente.
 
Algo similar está ocurriendo en España con el actual presidente, José Luis Rodríguez Zapatero. Su política antiterrorista, su voluntad de imponer una moral de Estado a los niños, de fiscalizar todo y a todos, de prohibir todo, su aumento voraz del intervencionismo económico, o la continua manipulación de las instituciones, están provocando un seísmo. Y eso, por no mencionar su expreso respaldo a países tan poco ejemplares democráticamente hablando como Cuba, Venezuela y Bolivia.
 
Desde que Zapatero llegó al poder, se han creado y expandido organizaciones, asociaciones, clubes, televisiones y grupos de presión de tendencia conservadora o liberal; muchos de ellos siguen ahí a pesar de los denodados esfuerzos del Gobierno por impedirlo.
 
Esto no significa que la izquierda haya muerto. Ahora es muy fuerte, pero sólo en su campo más visible. Ser de izquierdas es lo fácil hoy día, la moda, la corriente. Sin embargo, algunos autores han empezado a darse cuenta de que el socialismo se ha vuelto un gigante con pies de barro.
 
El socialismo lleva 30 años sin avanzar lo más mínimo en el campo de las ideas. No es de extrañar, pues, que personajes como Hillary Clinton hayan reclamado un "capital intelectual nuevo". Hace unos días, en España, un diario sensacionalista de izquierdas, aunque en un tono exagerado, también se lamentaba del auge derechista en algunos medios y grupos de presión. Y es que las "nuevas" teorías económicas socialistas no son más que un lavado de cara de las ya existentes. No hacen más que rizar el rizo, siempre están con lo mismo: prohibir, multar, subir los impuestos.
 
Su falta de originalidad y sus continuos fallos históricos y teóricos han llevado a la izquierda a una situación barroca y esperpéntica, en la que no hay manera de generar ideas. Sus nuevas teorías se inspiran en algo tan poco científico y subjetivo como la moral. Han pasado a ser puro populismo. En este sentido, el liberalismo y el conservadurismo han representado todo lo contrario.
 
En términos políticos, todo esto no quiere decir que estemos ante el último Gobierno de Zapatero o, mucho menos, de los socialistas. Cuando Johnson se retiró, gobernaron los republicanos, con Richard Nixon, y siguieron una política tanto o más socialista que la del propio Johnson. De no salir Zapatero en las próximas elecciones, el presidente del Gobierno sería Mariano Rajoy. Y, al igual que ocurrió con Nixon después de Johnson, ya sabemos que Rajoy practicaría el mismo tipo de socialismo –incluso podría superarlo en algunos aspectos– que Zapatero.
 
En cierta medida, el sinsentido de Zapatero ha conseguido, sin proponérselo ni quererlo, estimular a la derecha. ¿Quién iba a decir antes de Zapatero que veríamos a grupos conservadores manifestándose en las calles? Ahora que este sentimiento empieza a tomar cuerpo, es el momento de explotarlo al máximo, porque la lucha contra la tiranía del Gobierno no se hace sola; necesita varias décadas, como nos enseña la historia.
 
Es el momento de acabar con el establishment, de aplastar la ideología de la barbarie socialista mediante las ideas y de que el ciudadano proclame abiertamente su rebeldía ante el Estado. Es el momento de apostar por el individualismo, el capitalismo, la libertad y el antiestatismo.
 
 
© AIPE
 
JORGE VALÍN, miembro del Instituto Juan de Mariana.
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