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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

Diplomacia de la miseria

El diario Le Monde del 3 de abril publicaba un artículo de Miguel Ángel Moratinos, reproducido en The Wall Street Journal como había hecho unos días antes con José María Aznar. Con el título imperial de "España y el mundo, mañana", el próximo irresponsable de nuestra diplomacia comienza rechazando soberbiamente la idea de que el miedo haya desempeñado el menor papel en  las últimas elecciones, que no se trata de un triunfo de Al-Qaeda, vaya, al revés, que fue el espíritu profundamente cívico y progresista de los españoles lo que hizo triunfar el "zapaterismo" y que gracias a ese triunfo el mundo va a transformarse.

El diario Le Monde del 3 de abril publicaba un artículo de Miguel Ángel Moratinos, reproducido en The Wall Street Journal como había hecho unos días antes con José María Aznar. Con el título imperial de "España y el mundo, mañana", el próximo irresponsable de nuestra diplomacia comienza rechazando soberbiamente la idea de que el miedo haya desempeñado el menor papel en  las últimas elecciones, que no se trata de un triunfo de Al-Qaeda, vaya, al revés, que fue el espíritu profundamente cívico y progresista de los españoles lo que hizo triunfar el "zapaterismo" y que gracias a ese triunfo el mundo va a transformarse.
Manejando el arte del sofisma y de la demagogia, acusa a Aznar de haber dañado las relaciones de España con "Europa, Los Estados Unidos, América Latina y el Mediterráneo". Y ¿por qué el Mar Muerto? Caradura tiene ese señor, después de que uno de los temas esenciales de su campaña fue la crítica al "sometimiento" de Aznar a Bush, para acusarle ahora de haber echado por tierra nuestras tradicionales buenas relaciones con los USA. Es para morirse de risa. Su secretaria, a menos que fuera su hermana, debió decirle que exageraba porque un poco más adelante intenta matizar: "Estoy convencido de que el mejor aliado de Estados Unidos no es el débil que apoya su política ciega e incondicionalmente, sino el aliado fuerte, capaz de construir un diálogo sincero y leal en el interés común".
 
Notemos, tras el faroleo (porque aquello de "aliado fuerte" se lo creerá su tía), que nuestros sociatas aún no gobiernan y ya se cagan de miedo ante la perspectiva de posibles enfrentamientos con los USA. Buen ejemplo de "fortaleza". La alusión a América Latina no tiene el menor sentido, a menos que anuncie su apoyo incondicional al tirano Castro, lo cual, desgraciadamente, no sería de extrañar.  Pero en relación con Europa triunfa la mentira acostumbrada, de andar por casa con zapatillas. El Gobierno de Aznar se negó a someterse a las ínfulas bonapartistas de Chirac, y a mucha honra. Se negó a defender a Sadam Husein contra Bush, y a mucha honra; prefirió, como la mayoría de los países europeos, empezando por el reino Unido, la solidaridad democrática internacional contra las tiranías y el terrorismo.
 
El que se ha quedado solo es Chirac, y no Aznar. Aparte de eso, el Gobierno español se negó a tirar a la basura el Tratado de Niza, se negó a firmar el proyecto de Constitución europea en su actual redacción y manifestó otras discrepancias en las construcción europea, teniendo en cuenta los intereses de España y no los del PP. El tópico del Mediterráneo es usual en España, pero encubre cualquier cosa, hasta lo peor. También encumbre un problema de candente actualidad: la entrada de Turquía en la UE.
 
El otro día, por televisión, el presidente de Los Verdes en el Parlamento Europeo, el cada día más memo Daniel Cohn-Bendil, defendió dicha adhesión declarando que constituía la entrada en Europa del "islam des lumières" (de las luces) y que ello sería una magnífica barrera contra el integrismo musulmán y el terrorismo. Este señor, que cada dos por tres da lecciones de Historia al mundo entero, se olvida de la Historia cuando le conviene, porque una de las características de ese movimiento filosófico nacido en Francia en el siglo XVII, que podría muy someramente de calificarse de "preliberal", reivindicaba los derechos del individuo, luchaba contra las férreas jerarquías de la época, ya se trate de la Corona como de la Iglesia, y si sus fundadores no eran ateos, defendían todos el laicismo y lo que luego representaría la separación de la Iglesia del Estado, o sea, exactamente lo contrario de lo que reza el islam, ayer como hoy.
 
Decir "islam de las luces" es como decir "nazismo sionista". Bien sé que existe una tétrica moda actual que califica el sionismo de nazi, pero es igual de criminal y de ahistórico. Tratándose de Turquía, aparte de que no es europea, es, en cambio, una dictadura cada vez más musulmana. Aceptarla en la UE, como a Polonia, por ejemplo, constituye un aquelarre que significaría el fin de la idea misma de Europa. Cabe preguntarse si Europa, tal y como se planeó en el Tratado de Roma, tiene aún el menor sentido con la caótica pero bienvenida mundualización. ¿Por qué Turquía y no Rusia? ¿Por qué Europa y no una alianza internacional de países democráticos? ¿Por qué no un mercado común mundial, que además existe? Son muchas las cuestiones importantes que no se resuelven sacándose de la manga un "islam de las luces".
 
No existe, ni puede existir, porque las "luces" no pueden confundirse con una religión de estado o el poder político de los imanes, sean estos "moderados". Claro, que el llamado mundo arabomusulmán no es idéntico, existen matices importantes, contradicciones evidentes, y hasta minorías que luchan para lograr algo de libertad, etcétera.
 
Incluso en el terreno del terrorismo, países como Arabia Saudí, Pakistán, Siria o Irak (ayer), Irán (siempre) que ayudan, subvencionan y arman a las redes terroristas (que tampoco constituyen un frente único, es Alá y sólo Alá quien les une) nunca lo hacen oficialmente. Oficialmente también están, como Moratinos, "contra el terrorismo", con un doble juego y una ambigüedad absolutos. Y la guerra contra el terrorismo tampoco significa bombardear todas las capitales de ese mundo. Las cosas son mucho más complicadas, pero eso no impide que esa guerra existe y que no la hemos declarado nosotros.
 
Volviendo a España, está claro que el miedo egoísta manifestado en las últimas elecciones no ha servido para nada, como los últimos acontecimientos lo demuestran. Lo bomba hallada de milagro en las vías del AVE Madrid-Sevilla, como el suicidio con explosivos de Leganés, todo ello demuestra que esa guerra continúa, también en España, que aparece como uno de los eslabones débiles del Occidente infiel.
 
Citaré una vez más a Churchill. Cuando después de los Acuerdos de Munich en 1938, el británico Chamberlain y el francés Daladier firmaron todo lo que quisieron Hitler y Mussolini, declaró:  "Habéis aceptado el deshonor para evitar la guerra, pues tendréis la guerra y el deshonor". Pues en eso estamos, estamos sumiéndonos en el deshonor, o la cobardía, sin evitar la guerra.
 
 
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