Menú
CURIOSIDADES DE LA CIENCIA

El origen del perro

Ser el mejor amigo del hombre es una vocación digna de elogio, sobre todo conociendo la particular condición humana. Sin embargo, los perros conviven y nos ayudan desde hace cientos de siglos sin pedir nada a cambio; tan sólo un poco de cariño.

Perros y humanos están condenados a vivir juntos. Prueba de ello es que sólo en España más de 4.200.000 canes viven en el seno de una familia. ¿Pero cuándo se estableció este vínculo? La evidencia arqueológica más antigua data del neolítico y consiste en una representación pictórica de perros hallada en Val Camonica, en los Alpes italianos. Esta pintura rupestre tiene una antigüedad de unos 7.000 años. Sin embargo, el encuentro entre el hombre y el can ocurrió mucho antes.

Los primeros perros domesticados aparecieron en el este asiático, se extendieron por toda Asia y Europa, y acompañaron a los primeros colonizadores de América, hace entre 12.000 y 14.000 años. Esto es al menos lo que sugiere un par de estudios publicados en el último número de la revista Science. Dos equipos de científicos, uno enfrascado en el origen de los perros del Nuevo Mundo, y otro, en los del Viejo, han descubierto que los lobos euroasiáticos fueron casi con seguridad los antecesores de nuestra mascota favorita. La gran variedad de razas que existe en la actualidad (más de 200) nada tiene que ver con unos orígenes genéticos distintos, sino que la variopinta familia canina es el resultado de los múltiples cruces y selecciones practicadas en los últimos 500 años, según Peter Savolainen, del Royal Institute of Technology, en Estocolmo. Para este investigador y autor del trabajo, el estudio de los perros del Viejo Mundo apunta que la domesticación canina sucedió no hace más de 15.000 años. Sin embargo, los canes del Nuevo Mundo sugieren que su origen es mucho más remoto, según el español Carles Vilà, de la Uppsala University, en Suecia. Los restos fósiles más viejos de este animal tienen una edad de 14.000 años, pero Vilà está convencido de que los perros empezaron a vivir con el hombre muchísimo antes.

"Hemos descubierto que los perros del continente americano llegaron del Viejo Mundo junto con los inmigrantes humanos. Así pues, antes incluso del desarrollo del comercio tal y como lo conocemos hoy, nuestros ancestros ya habrían intercambiado canes entre ellos", comenta Vilà. Pero a fecha de hoy, los investigadores desconocen cómo y por qué se convirtieron en el mejor amigo del hombre. No obstante, la supuesta velocidad con que estos cánidos se multiplicaron y diversificaron hace pensar que algo importante tuvieron que hacer en beneficio de los humanos. Es probable que sirvieran de ayuda en las tareas cinegéticas, mejorando así el rendimiento en la caza, o que avisaran a sus dueños de peligros potenciales, como la presencia de un depredador. De ser esto cierto, el perro habría hecho más fácil la colonización del Nuevo Mundo.

Con el fin de conocer las andaduras de nuestra vieja mascota, Savolainen y sus colegas recogieron muestras de ADN recogidas de perros de Asia, África, Europa y el Ártico americano. Su análisis reveló que, mientras que la mayor parte de los perros mostraba un conjunto de genes común, la diversidad genética era mayor en los canes del este de Asia. Por consiguiente, los perros empezaron a ser domesticados en esta región del planeta. Estos resultados contrastan con los escasos hallazgos arqueológicos que situaban la primera relación hombre-perro en Oriente Medio, la cuna de la agricultura y la ganadería. Por su parte, el equipo de Vilà también ha recurrido a la genética para conocer si los perros americanos fueron domesticados a partir de los lobos que vivían en este continente, independientemente de sus parientes euroasiáticos, o si por el contrario los dos grupos estaban relacionados. Los científicos compararon secuencias de ADN de perros del Viejo y Nuevo Mundo, así como las obtenidas de restos óseos pertenecientes a perros que vivieron en América antes de la llegada de los colonizadores europeos. El resultado: la similitudes entre las secuencias genéticas indican que todos los perros tienen un mismo antecesor. Es más, los colonos europeos probablemente no usaron los canes nativos para crear las razas que conocemos en la actualidad.

En cualquier caso, la historia del hombre está salpicada de ladridos. Sin duda alguna, el perro es el animal no humano con el que más hemos llegado a intimar y establecer una relación de amistad y compañerismo. Para muchos constituye un miembro más de la familia, cuya desaparición causa el mismo sentimiento de dolor que la de un ser querido. Así lo expresaba Unamuno en Elegía en la muerte de un perro: Sus ojos mansos/no clavará en los míos/con la tristeza de faltarle el habla;/no lamerá mi mano/ni en mi regazo/su cabeza fina reposará./Y ahora, ¿en qué sueñas?/¿dónde se fue tu espíritu sumiso?/¿no hay otro mundo/en que vivirás tú, mi pobre bestia,/y encima de los cielos/te pasees brincando al lado mío?

0
comentarios