Menú
CURIOSIDADES DE LA CIENCIA

Enfermedades importadas en pateras

Ciertas infecciones y parasitosis hoy confinadas a las zonas más deprimidas del planeta pueden en cualquier momento instalarse en las urbes del primer mundo y ocasionar epidemias.

En muy poco tiempo, España ha pasado de ser un país con un flujo migratorio negativo a ser uno de los mayores receptores de emigrantes procedentes de naciones con rentas muy bajas. La avalancha de inmigrantes, sobre todo sin regularizar (unas 400.000 personas, según las ONG) está colapsando los servicios hospitalarios, principalmente las urgencias, en algunas zonas del territorio español. Es un secreto a voces que muchos emigrantes acuden a urgencias afectados por problemas médicos menores y de forma reiterada. A este problema sanitario hay que añadir las enfermedades, infecciosas o no, importadas por estas personas de sus países de origen. Efectivamente, ciertas infecciones y parasitosis hoy confinadas a las zonas más deprimidas del planeta pueden en cualquier momento instalarse en las urbes del primer mundo y ocasionar epidemias. ¿Existe realmente este riesgo?

La cuestión de las denominadas enfermedades importadas, que por algunos sectores sociales es usado como arma arrojadiza contra la inmigración incontrolada procedente sobre todo del continente africano, ha sido poco estudiada. Los científicos disponen de pocos datos acerca de la introducción de enfermedades exóticas por parte de los inmigrantes y su repercusión en la salud pública. Un estudio publicado en la revista Medicina Clínica por médicos de la Unidad de Medicina de la Inmigración y Tropical (UMIT), del Hospital de Mataró, arroja luz sobre la magnitud del problema. Para elaborar el informe, los investigadores han recopilado el historial clínico de 1.321 pacientes adultos de origen africano y procedentes en su mayoría del Magreb y del África subsahariana, que recibieron asistencia médica en este hospital de la comarca del Maresme durante el periodo comprendido entre los años 1984 y 1994. Las conclusiones son muy clarificadoras, aunque no pueden extrapolarse al resto de las regiones españolas, puesto que no existen estudios similares.

En los inmigrantes africanos estudiados, los médicos han encontrado que las enfermedades exóticas o tropicales de mayor incidencia eran las parasitarias causadas por helmintos. Esta suerte de gusanos parásitos, que causan dolor abdominal y diarrea, prolifera sobre todo en países tropicales y subtropicales, en los que las condiciones insalubres y el clima cálido y húmedo favorecen la incubación de los huevos en la tierra. Pero este tipo de infecciones no suponen el mayor riesgo de transmisión a la población del país receptor. Normalmente, los agentes causantes de las enfermedades exóticas, como el Ébola y otras fiebres hemorrágicas, la malaria, el dengue y la fiebre del Nilo occidental, necesitan de la ayuda de ciertos vectores (aves, roedores, mosquitos) para colarse en los humanos. Curiosamente, las enfermedades con mayor riesgo para la salud pública de los países receptores son las denominadas enfermedades de distribución cosmopolita. “Éstas van unidas a condiciones de precariedad económica y marginación social, por lo que resulta dificultosa la diferenciación clara entre enfermedades cosmopolitas y las adquiridas y desarrolladas en el país receptor al perpetuarse la situación de marginalidad socioeconómica”, escriben los autores del informe en Medicina Clínica.

Los nombres de estas patologías son bien conocidos por todos: sida, sarna, lepra, tuberculosis, sífilis, gonorrea... Su aliado: la pobreza, la marginalidad socioeconómica que azota los suburbios de las grandes ciudades. La solución: “una política global de ayuda a la inserción social y económica del inmigrante en nuestra sociedad será beneficiosa para la población general; por el contrario, perpetuar las condiciones de pobreza y marginación en el país receptor puede constituir un medio propicio para el desarrollo y transmisión de enfermedades”, concluyen los autores del estudio. Por otro lado, la estrategia para controlar las enfermedades transmisibles, como el sida, viene por reducir su incidencia en las regiones del planeta donde más prevalece, es decir, en los países con menor renta, y para ello es precisa una política sanitaria de colaboración a escala mundial. La lucha contra los agentes patógenos es un problema de todos. Más claro, el agua (a ser posible, potable).

0
comentarios