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CHECHENIA

La confesión de un "Rambo" ruso

Tras un referéndum chapucero, Vladímir Putin se ha apresurado a dar por "cerrado" el caso de la rebelión chechena. No obstante, el "proceso político constitucional", patrocinado por el presidente ruso, se vive sólo de día en esta región caucásica, ya que de noche continúa la guerra.

Por lo menos, así lo señala el prestigioso periódico moscovita Izvestia. El rotativo ha publicado recientemente una entrevista exclusiva con el jefe de un “comando especial” ruso que actúa en las montañas del sur de Chechenia. El oficial, de 36 años, que quiso guardar el anonimato y se presenta como el “coronel Sombrío”, dice que su tarea es buscar y exterminar a los guerrilleros chechenos. En el desfiladero que controla el “Sombrío” hay unos 300 guerrilleros divididos en grupos de 5 a 10 personas. No son muy activos y se dedican, hoy en día, a “pequeños sabotajes”. Pero si se van los militares son capaces de hacerse con la situación e imponer su poder en la zona, según el coronel, que además comenta lo siguiente:

–Los chechenos son unos mamarrachos impresentables. Siempre han vivido de robos y asesinatos. Lo llevan en la sangre. Claro, hay gente buena, pero son una minoría y se han ido hace mucho a vivir a Rusia. La guerrilla son unos asesinos manchados de sangre hasta el cuello o unos torpes mocosos de la “generación de la Pepsi-cola” (así se llama en Rusia el período postbolchevique). Hay que liquidarles a todos, especialmente a los jefes. Y los que queden con vida deberán ser asimilados.

Sobre los constantes secuestros y desaparición de los chechenos, objeto de críticas de organizaciones pro-derechos humanos, el “Sombrío” comenta lo siguiente:

–La gente normal y corriente no desaparece. Deseparecen los degenerados, los criminales. Hace falta liquidarles. Por cierto, nosotros, el Ejército, nos responsabilizamos sólo de la mitad de los secuestros y ejecuciones. La otra mitad es cosa de los propios chechenos. En cuanto a nosotros, no tenemos otra solución que matar para limpiar el terreno. Hemos intentado detener a los sospechosos y mandarles a la cárcel de “Chernokózovo”. Pero los funcionarios penitenciarios todos son unos corruptos y enseguida sueltan a los detenidos por dinero que pagan sus familiares. Al día siguiente, los presos regresan a la guerrilla. Por eso el método de secuestrar y ejecutar por la noche es el único eficaz. Con los que están fuera de la ley sólo se puede luchar si estás por encima de la ley. Desgraciadamente, a veces caen inocentes. Y es que los chechenos –siempre hay bronca entre ellos– nos denuncian a sus rivales, sean terroristas o no, para deshacerse de ellos con nuestra ayuda. A menudo nos damos cuenta de esto demasiado tarde. Lo lamento.

Al mismo tiempo, el oficial confiesa que es muy difícil para él matar a la gente. Considera que cuando uno mata en el combate no es un asesinato. El asesinato es cuando ves los ojos de tus víctimas. Con amargura recuerda el caso de un joven checheno de 15 años:

–Era encargado del aprovisionamiento de una de las bandas. Lo cogimos mientras dormía en su casa: era invierno y vino del bosque para calentarse. No tuvimos que torturarlo. Nos mostró dónde tenía enterradas las provisiones para la guerrilla. Me daba tanta pena que tuve que dispararle por la espalda. No podíamos dejarle con vida porque había visto nuestros rostros.

El comando del “coronel Sombrío” es de elite. Según el propio oficial, “todos deben saber obedecer, no beber vodka y estar dispuestos a matar en cualquier momento sin pensar”. No reciben su salario desde el mes de enero por falta de financiación, aunque tampoco lo recibe el coronel. Dice que no lucha ni por dinero, ni por Rusia –que “no existe como nación desde el colapso del comunismo, que era una sociedad justa”, afirma–. Lucha por el pueblo ruso y por sus soldados. No le importaría ser mercenario en cualquier otro país. En cuanto al pueblo ruso, “podrá hacer mucho en el futuro siempre y cuando le devuelvan la fe en este futuro”, dice.

Es consciente de que todo lo que ha dicho merece “dos tribunales de la Haya”, pero le da igual: está “cansado de matar”, afirma, y quiere que la gente sepa la verdad.
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