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LA DICTADURA DE CASTRO

La última trinchera

Le Monde cree que Fidel Castro se teme un ataque de Estados Unidos destinado a fortalecer la popularidad de Bush. Por eso, justifica el periódico, Castro ha asesinado a tres personas y ha encarcelado a más de ochenta.

El día 24 de abril varios funcionarios de la embajada de Cuba en París agredieron con palos y barras metálicas a unos cuantos exiliados, intelectuales y miembros de Reporteros sin Fronteros que se manifestaban delante del edificio para protestar por la represión en Cuba. Según el corresponsal en París de Televisión Española, un señor que cobra dinero público, el ataque fue una “pelea entre cubanos”.

Un artículo de Le Monde (18.04.03) daba cuenta de la represión castrista bajo un titular no menos sorprendente que la expresión de nuestro funcionario en París: “Fidel Castro reprime por miedo a un destino como el de Irak”. La explicación de tan misterioso titular es la siguiente. A pesar de “los gestos de buena voluntad” que Fidel Castro “viene multiplicando” desde hace más de un año, Castro, “que ha sobrevivido a diez presidentes norteamericanos, sabe que las posibilidades de ser reelegido con que cuenta George W. Bush se verían amenazadas si la economía americana no despegara en los próximos meses”. Así que Fidel Castro se teme un ataque de Estados Unidos destinado a fortalecer la popularidad de Bush. Por eso, según Le Monde, Castro ha asesinado a tres personas y ha encarcelado a más de ochenta.

El razonamiento resulta difícil de entender, aunque no para Le Monde, que en el mismo artículo no duda en referirse a las amenazas “apenas veladas” del embajador de Estados Unidos en Santo Domingo. Ni qué decir tiene que con estas medidas represivas los duros, los de La Habana y los de Miami, andan “frotándose las manos”.

En la página web de Le Monde Diplomatique no aparece el tema de la represión en Cuba. Las últimas veces que el Diplo (como se gusta llamar a sí mismo, supongo que por Diplomatique y no por Diplodocus) habló de Cuba fue en noviembre de 2002, con un trabajo dedicado a la crisis de los misiles, y en julio de 2001, cuando discutió el arduo, espinoso y candente tema de cómo compatibilizar socialismo y mercado.

Como el Diplo es fervientemente antiglobalizador, he tenido la curiosidad de comprobar cómo trataba alguna de las publicaciones de este movimiento la represión en Cuba. No ha habido ninguna sorpresa. En su Correo Informativo nº 189 (actualizado el 21.04.03) Attac, una de las organizaciones antiglobalización más conocidas, explica: “Tres fusilados en Cuba: El costo político de los fusilamientos para el gobierno cubano es muy algo. La pregunta es: ¿Por qué Fidel estuvo dispuesto a pagarlo?” El solo enunciado de la pregunta es repugnante. La respuesta no lo es menos. De no haberlo hecho, informan en Attac, Cuba se habría enfrentado en “condiciones más desfavorables a la conspiración del Imperio”.

El razonamiento, por así decirlo, es el mismo que el de Le Monde, aunque menos sofisticado. Le Monde adoba la doctrina correcta con datos muy duros sobre la represión. El artículo recogido por Attac, en cambio, va firmado por un colaborador habitual de Granma, que no encuentra nada particularmente desagradable en el castrismo. El 24 de abril, este señor escribía en el órgano del castrismo que el futuro de Cuba está en la “democracia participativa postcapitalista”.

El mismo día, Granma informaba a sus sufridos lectores de que “Un millón de chiítas iraquíes rechazan en Kerbala la ocupación norteamericana”. Tal vez recuerden ustedes que El País tituló esta noticia de forma muy parecida, aunque sustituyendo la palabra “rechazan” por “desafían”. Granma compensaba su apocamiento aclarando en el texto que los chiítas se manifestaron “con el puño en alto”.

Así que ya tenemos todos los datos de la cuestión. Parece que en el frente oriental las cosas se desplazan demasiado rápido. Elevar a los altares de la izquierda a Sadam Husein, tres semanas más tarde al dictador sirio y menos de dos días después a los chiítas iraquíes tal vez sea demasiado, incluso para los lectores de El País o del Diplo. Pero no hay que preocuparse. Siempre queda Fidel Castro.

Por cierto, en el mismo boletín de Attac citado más arriba sale recogido otro artículo en el que la intervención de Irak aparece calificada de imperialista, pero también de “estúpida, atropellada”, “absurda y subnormal” [sic]. La joya va firmada por Edward W. Said, al que se denomina “intelectual estadounidense de origen palestino, que en 2002 recibió el Premio Príncipe de Asturias”. Los responsables de la política cultural del Partido Popular y del Gobierno de España deberían tener en esta rúbrica amplio motivo de reflexión. No les aprovechará.
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