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LIBERALISMO

Las bondades del capitalismo

Si este mundo fuera más honesto veríamos a más intelectuales, profesores, artistas, periodistas y estudiantes defendiendo el capitalismo y elogiando las bondades del sistema que derramó el cuerno de la abundancia sobre la Humanidad, erradicando pestes y hambrunas. Sin embargo, prevalecen las falsedades difundidas por los socialistas en sus inmisericordes ataques al capitalismo.

Si este mundo fuera más honesto veríamos a más intelectuales, profesores, artistas, periodistas y estudiantes defendiendo el capitalismo y elogiando las bondades del sistema que derramó el cuerno de la abundancia sobre la Humanidad, erradicando pestes y hambrunas. Sin embargo, prevalecen las falsedades difundidas por los socialistas en sus inmisericordes ataques al capitalismo.
Los pueblos que aceptan la propaganda socialista están sumidos en la pobreza. Los que se encaminaron hacia el capitalismo, en cambio, pronto comprobaron su generosidad implícita y su propensión a fortalecer la democracia y el Estado de Derecho, como sucedió en, por ejemplo, Hong Kong, Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Chile, España, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda y Estonia.
 
El capitalismo es natural, no fue inventado por nadie. No es un dogma como el socialismo. Sus inicios se remontan no a Adam Smith, sino a la Edad de Piedra, cuando nuestros ancestros comenzaron a fabricar herramientas y armas para cazar y a intercambiar productos en un esquema de cooperación y división social del trabajo.
 
El respeto a la propiedad privada hizo posible el trueque y el comercio. La economía de mercado es inherente a la naturaleza humana, al igual que la familia, el lenguaje, la religión. Su eliminación, como la supresión de la familia o la religión, conduce al infortunio.
 
El capitalismo lleva a los pueblos a la prosperidad porque multiplica la productividad del esfuerzo humano mediante la aplicación del factor trabajo a los recursos naturales. Picando piedras, los homínidos, hace más de un millón de años, fabricaban hachas, cuchillos, puntas de lanza –bienes de capital–, que agilizaban la caza, la pesca y la obtención de alimentos. La característica relevante del capitalismo es la tendencia a la continua acumulación de capital y al aumento de la productividad, a través del intercambio y la cooperación pacífica. Cuanto más capital se acumula en una sociedad, mayor es la productividad, y más elevados los salarios reales de la gente.
 
El capitalismo es la expresión de la libertad en el campo económico. La libertad económica es muy antigua. Los griegos ya la honraban como un logro de su gran civilización, al igual que el libre comercio y la apertura al mundo. Pero mucho antes, más de 100.000 años antes, ya había hombres libres y esclavos: los que gozaban de libertad económica eran libres, y los que no eran esclavos. Los unos eran dueños de sí mismos, y los otros pertenecían a sus amos, como ocurre en el socialismo.
 
Los orígenes, causas y efectos de la Revolución Industrial son muy diferentes a los mitos inventados por la izquierda. En 1740, millones de personas morían de hambre en Inglaterra. Nadie sabía qué hacer. Pero entonces el país dio un gran paso hacia el capitalismo: protegió sólidamente la propiedad privada, instituyó una justicia independiente y otorgó amplias libertades económicas, siguiendo el ejemplo de Holanda. Nunca más hubo hambrunas.
 
La innovación tecnológica del capitalismo en Inglaterra promovió la fabricación de textiles y manufacturas, que se intercambiaban por alimentos importados, lo cual hacía posible alimentar a la creciente población. En 1740 se pensaba que el país jamás podría sostener a más de 6 millones de habitantes. Pero un siglo más tarde la población alcanzó los 60 millones... y un nivel de vida superior al de los monarcas del siglo XVIII. El capitalismo demostró sus bondades y convirtió a Inglaterra en el país más poderoso de la Tierra. El auge que trajo en todos los campos fue reconocido por el propio Karl Marx en el Manifiesto comunista.
 
Las mentiras del socialismo dieron al capitalismo un nombre bochornoso que incluso los liberales prefieren evitar y que a menudo se reemplaza por la expresión "economía de mercado". ¿Cómo es posible que, en plena globalización, todavía sean tan pocos los que tienen la integridad y el coraje intelectual de decir una verdad que está a la vista de todos? La gente debe saber que el capitalismo es tan natural y necesario como la familia, y tan poderoso como el ingenio humano.
 
 
© AIPE
 
PORFIRIO CRISTALDO AYALA, corresponsal de AIPE en Paraguay y presidente del Foro Libertario.
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