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CHRISTOPHER REEVE

Los enemigos de Superman

Hace pocos días falleció, como consecuencia de un paro cardíaco, Christopher Reeve, el actor que caracterizó la figura de Superman ante los ojos de cientos de millones de espectadores de todo el planeta. Las paradojas de la vida hicieron que el superhéroe volador y redentor de la humanidad en la gran pantalla se convirtiera en la vida real en un hombre sin capacidad de movimiento.

Hace pocos días falleció, como consecuencia de un paro cardíaco, Christopher Reeve, el actor que caracterizó la figura de Superman ante los ojos de cientos de millones de espectadores de todo el planeta. Las paradojas de la vida hicieron que el superhéroe volador y redentor de la humanidad en la gran pantalla se convirtiera en la vida real en un hombre sin capacidad de movimiento.
Reeve interpretando el papel de Superman que le haría universalmente famoso
Fue su lucha denodada por recuperar ese "poder" la que le convertiría en un héroe a secas. Aunque no para todos.
 
Reeve vivió los últimos nueve años de su vida confinado en una silla de ruedas. Transcurridos pocos meses después de la caída que dañó gravemente su médula espinal, el actor decidió concentrar todos sus recursos y energías en alcanzar dos metas que exigen gran esfuerzo y dedicación: por un lado, la investigación dirigida a desarrollar nuevos tratamientos para las personas con enfermedades o minusvalías que afectan al sistema nervioso y al cerebro; con este fin creó, en 1999, una fundación de investigación sobre la parálisis que lleva su nombre y el de su esposa. Por otro, transmitir su visión de las discapacidades físicas, con una clara apuesta por la curación médica y tratar de contribuir a mejorar la vida cotidiana de quienes conviven con ellas. Así, la Christopher Reeve Paralysis Foundation (Fundación Christopher Reeve) se encarga de recaudar fondos para colaborar con la financiación de sillas de ruedas, de vehículos adaptados y de otras actividades relacionadas con la calidad de vida de los discapacitados físicos.
 
Además, quien fue conocido como Superman desde 1978, se convirtió en asiduo conferenciante, con unas sesenta apariciones públicas cada año, tanto en universidades como ante los miembros del Senado de los Estados Unidos. Los principales medios de comunicación publicaron numerosos artículos y realizaron documentales sobre su vida.
 
No obstante, la figura de Reeve despertó pronto una feroz hostilidad en amplios sectores del movimiento que se autoproclama defensor de los derechos civiles de las personas con minusvalías. Los más exaltados protagonizaron incidentes en alguna de las conferencias pronunciadas por el actor, mientras que publicaciones académicas y periódicas relacionadas con la discapacidad llenaban sus páginas con duros comentarios. En este sentido, la directora de una revista electrónica publicó un libro titulado "Échalos", en referencia a Superman y a Clint Eastwood, quien intentó mantener abierto su restaurante cuando fue acusado de no cumplir las normas de accesibilidad establecidas por la Ley. De nada le sirvieron a Reeve sus juveniles protestas contra la guerra de Vietnam o sus donaciones a grupos ecologistas radicales, ni su reconocida inclinación demócrata. Fue acusado de convertirse en una marioneta al servicio de las industrias biotecnológicas y farmacéuticas.
 
Christopher Reeve y su esposa DanaLa actitud de Reeve ante su minusvalía, centrada en la lucha por mejorar la movilidad de sus miembros y en alcanzar la curación definitiva, colisiona con los sectores más politizados del activismo discapacitado. Estos últimos conciben la discapacidad como un fenómeno provocado únicamente por los estereotipos y por los estigmas sociales, que tienden a mantener a las personas con minusvalías al margen de la participación en la actividad económica o en la vida cultural. La búsqueda de soluciones médicas no se encuentra entre sus prioridades.
 
Aun cuando es evidente que en la vida cotidiana existen problemas tan importantes como la búsqueda de nuevos tratamientos y avances médicos, sólo probables a largo plazo, la lucha por recuperar la movilidad no puede nunca menoscabar la dignidad de los discapacitados, como sugieren los activistas.
 
El triunfo de una concepción más individual de las minusvalías, el intento de hacerse uno mismo un hueco en la sociedad supone el fracaso del prurito homogeneizante e ideologizado sostenido por los críticos de Reeve. Por eso no le perdonan que soñara con volver a caminar.
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