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DESDE GEORGETOWN

Los españoles ante sus decisiones

Esta semana se han presentado en Washington dos libros importantes de por sí, y que además tienen un interés especial para los españoles. Uno de ellos se titula, en traducción aproximada, "La guerra por la opinión musulmana" (The War for Muslim Minds). Su autor es Gilles Kepel, un profesor universitario francés, bien conocido por sus estudios sobre la yihad y el fundamentalismo islámico.

En una reseña publicada en The Washington Post (28.09.04, "Are the Terrorists Failing?"), David Ignatius resume la tesis de Kepel: los terroristas islámicos están perdiendo la batalla de la opinión pública entre la población musulmana por su extremismo y su brutalidad.
 
La tesis es discutible, pero no la consecuencia que se deriva de ella. De ser cierta, la retirada de las tropas aliadas en Irak sería tanto como echar a perder no sólo lo que se ha construido ya, que es mucho, si no también lo que los enemigos, los terroristas islámicos, han ido perdiendo con sus propios actos. Es verdad que para la opinión pública española este debate ya está cerrado. No está saldada, en cambio, la deuda que España ha contraído por esta decisión. Esa deuda la tendremos que pagar todos durante mucho tiempo. El libro de Kepel ayudará a comprender su cuantía, propiamente gigantesca.
 
El segundo libro se titula, sin que haga falta mayor traducción, Cowboy Capitalism. Lo ha escrito el alemán Olaf Gersemann, corresponsal en Washington de un periódico de su país. Lo ha publicado el CATO Institute, y se presentó en el propio CATO el 29 de septiembre, en un salón de actos llamado "Friedrich von Hayek" y cuyos asientos llevan cada uno una placa con un nombre, el de todas aquellas personas que contribuyeron con su ayuda a su construcción.
 
Cowboy capitalism parte de la existencia de un consenso europeo acerca de la economía y la sociedad norteamericana. El resumen paródico lo expresa Gersemann en el propio título. Se puede hablar de consenso porque lo comparten la derecha y la izquierda, exactamente las mismas fuerzas políticas que conformaron el consenso social demócrata o social cristiano que sostuvo las políticas de los países europeos hasta finales de los años 70.
 
Se expresa en una serie de tópicos que resumen una percepción muy extendida de lo que es el capitalismo norteamericano, y por extensión la propia sociedad americana. Los fundamentales son que la calidad de vida en estados Unidos está decayendo, que la capacidad adquisitiva se mantiene sólo gracias al endeudamiento, que la pobreza, y por tanto la desigualdad, va en aumento, que los puestos de trabajo que se están creando son precarios y de mala calidad ("McJobs"), y que las familias sólo llegan a fin de mes con dos o más salarios, por los que el pluriempleo es cada vez más común. Además, Gersemann se interesa por un lugar común bastante extendido en la opinión pública alemana, según el cual la reducción del desempleo en Estados Unidos se debe en buena parte al crecimiento de la población reclusa.
 
Olaf Gersemann no intenta pintar una sociedad idílica. El retrato no es nada positivo cuando estudia la desigualdad, en particular la derivada de la pluralidad racial, o cuando trata los problemas de la sanidad en América, costosa e ineficiente a la vez. Pero sí desmonta, con apoyo de una argumentación sólida, basada en datos puestos al día, que la mayor parte de esos tópicos son falsos y están determinados por una visión sesgada de la sociedad americana.
 
Desde 1970 ha ido creciendo –a favor de Estados Unidos- la disparidad entre los niveles de vida en uno y otro continente, el endeudamiento de los norteamericanos es perfectamente soportable por los hogares, la pobreza no ha aumentado ni están disminuyendo las clases medias, los puestos de trabajo que se crean son cada vez de mejor calidad y, finalmente, el que las mujeres se hayan incorporado al mercado de trabajo no puede ser considerado por nadie un paso atrás. Dejo al futuro lector las consideraciones sobre las repercusiones de la población reclusa en las cifras de paro.
 
Cowboy capitalism es un libro sobre economía, aunque está escrito con la viveza de un buen reportaje periodístico y la chispa de un texto polémico e incluso panfletario. Como todos los libros de economía, plantea en última instancia un problema que algunos llamarán cultural y otros moral. ¿Por qué algunos países europeos prefieren un sistema económico que les está empobreciendo y restando oportunidades? ¿Por qué la inmensa mayoría de la opinión pública de estos países sigue optando por una organización que les condena a la insignificancia política, a la decadencia y a la limitación de las perspectivas vitales?
 
En la presentación, y en el propio libro, se apuntan algunas respuestas. Si a un alemán vive, y muy bien, con una media de 2,6 horas de trabajo por día laborable (menos aún en Francia y en Italia), no tiene el menor incentivo para trabajar más. También se apuntó que todo en estos países europeos está construido desde la perspectiva de los trabajadores –sería mejor decir de los no trabajadores–, y no desde la perspectiva de quien quiere salir adelante y progresar. El sistema europeo no sólo no incentiva a quien trabaja: lo castiga, e incluso lo condena a la irrisión pública. Y otra sugerencia: las generaciones adultas no están dispuestas a hacer el menor sacrificio por las siguientes, que habrán de pagar los excesos que nadie quiere corregir. Resulta entretenido especular acerca de cuál será la reacción política de estos jóvenes cuando se den cuenta de que han estado votando a partidos que defendían intereses de otros, a costa justamente de los suyos. Pero la juventud es así, idealista y generosa.
 
Cowboy Capitalism compara Estados Unidos con las economías de Francia, Italia y Alemania. No aparece España. Según el propio autor me dijo, la metodología empleada, basada en series estadísticas de largo plazo, se prestaba mal a estudiar la economía española, en muchos sentidos excepcional. Aun así, ahora que la política española ha optado por el "capitalismo cómodo" y no por el de los cowboys, el "salvaje", estaría bien que se tradujera el libro para que los españoles pudieran comprobar lo que les espera en un futuro próximo.
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