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CURIOSIDADES DE LA CIENCIA

Mamá y la marihuana

A principios del año pasado, un grupo de investigadores de Nueva Zelanda y Reino Unido advertía a las mujeres embarazadas de que el consumo de marihuana durante la gestación provocaba el nacimiento de bebés con bajo peso. Ahora, otro estudio revela que esta droga puede provocar en el neonato una merma en sus facultades memorísticas.

La nueva investigación reaviva el enfrentamiento entre aquellos que reclaman la despenalización del cannabis o hachís para uso terapéutico (e incluso lúdico) y quienes opinan que el consumo de esta droga no tiene sentido e incluso que puede resultar nocivo. Millones de personas en todo el mundo consumen cigarrillos de cannabis de forma ilegal para combatir las náuseas causadas por la quimioterapia contra el cáncer, el glaucoma, la falta de apetito en el sida, la esclerosis múltiple y las crisis de asma. Otros pacientes recurren al hachís para aliviar los dolores crónicos, las migrañas, las convulsiones epilépticas, los cuadros de depresión y los síntomas del Alzhemier. ¿Existen sólidos argumentos científicos para impedir a estas personas el acceso al cannabis? ¿Estamos ante una droga inocua? ¿Es ético negar unos aliviadores cigarrillos de cannabis a un paciente terminal de cáncer? ¿Qué pruebas médicas aportan
quienes defienden su liberación?

Como reconocen los científicos más moderados, no hay estudios que permitan inclinar la balanza hacia uno de los lados. Mientras no se demuestre lo contrario, la cara bondadosa del
hachís radica en uno de sus componentes; nos referimos al delta-9-tetrahidrocannabidol, un alcaloide similar a las anandaminas, pero mucho más potente, que fue detectado en 1964. El también llamado TCH y el posterior hallazgo de un neurorreceptor en el cerebro humano que
interactúa con esta droga condujo al desarrollo de un medicamento, el Marinol. Sin embargo, muchos pacientes afirman que la acción terapéutica del Marinol no puede compararse ni de lejos con la que ofrece un porro de marihuana. No son pocos los pacientes oncológicos que prefieren fumarse uno de estos cigarrillos en lugar de ingerir un antihemético clásico. Quizás esta hipotética superioridad del cáñamo se deba al llamado efecto placebo. Por otro lado, algunos científicos advierten de que en cada calada de hachís introducimos en el cuerpo cerca de 400 compuestos químicos diferentes, aparte del mencionado TCH. De éstos, unos 60 son
cannabinoides y algunos muy dañinos para la salud. Aún así, algunas personas aceptan el riesgo. ¿Pero también ha de asumirlo la salud pública?

El nuevo estudio sugiere que debemos ser cautelosos. En un artículo publicado en la última edición del Proceeding of The National Academy of Science (PNAS), un equipo de investigadores italianos encabezado por el doctor Vincenzo Cuomo, de la Universidad La Sapienza, en Roma, relaciona el consumo de cannabis durante la gestación y la presencia de
alteraciones en la memoria de los bebés. Los científicos romanos han investigado los efectos de un cannabinoide conocido como WIN (una especie de marihuana sintética) en la descendencia de un grupo de ratas que recibieron la droga durante el embarazo.

Las mamás roedoras recibieron a diario una dosis inyectable de WIN equivalente a un bajo consumo de marihuna por parte de una mujer fumadora. Luego, compararon la descendencia de las ratas drogadas con la de un grupo control que no recibió el WIN, para determinar si en la
prole de ambas poblaciones había diferencias en la actividad motora y la memoria. Cuomo comprobó que las jóvenes ratitas que recibieron el WIN durante su estancia en el útero eran más hiperactivas que el resto, pero esta diferencia desaparecía al alcanzar la edad adulta. Sin embargo, las ratas que estuvieron en contacto con este cannabinoide sintético mostraron durante toda su vida una menor habilidad en los controles de aprendizaje. Los investigadores descubrieron después que el WIN interfiere de forma negativa en la liberación de un neurotransmisor llamado glutamato, así como en un proceso que ocurre en el hipocampo
conocido por los expertos como potenciación a largo plazo. Estas alteraciones químicas y eléctricas desencadenas por el WIN en la masa cerebral tienen una clara incidencia en el aprendizaje.

El trabajo italiano sugiere que unos cambios similares podrían ocurrir en los cerebros de los bebés nacidos de madres fumadoras y explicarían ciertos problemas de aprendizaje observados ocasionalmente en niños expuestos a la marihuana.


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