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El sueño de la paz

El impacto psicológico producido por el 11-M ha determinado el resultado de las Elecciones Generales. Las tensiones contenidas por el papel jugado por España durante el conflicto de Irak, avivadas irresponsablemente por el Partido Socialista, han estallado tras desatarse las sospechas de que Al Qaeda estaba detrás de los actos terroristas. El mensaje de que se podía haber evitado si Aznar no nos hubiera arrastrado a Irak ha calado entre la ciudadanía, que ha expresado con sus votos el rechazo a una política que nunca entendió.

Cuando todavía no ha terminado el recuento quisiéramos llamar la atención sobre una serie de elementos que consideramos importantes.

  1. Los españoles han retirado su confianza al PP porque buscan garantizar su seguridad. Creen que rehuyendo los problemas se pueden evitar sus consecuencias. No entienden que el islamismo radical es hoy una gran amenaza para todos nosotros por no haber actuado antes, por la inacción de las administraciones de Clinton cuando era evidente que se estaba desarrollando una compleja y peligrosa red terrorista. España es un objetivo para el islamismo con intervención en Iraq o sin ella. La persecución a sus celulas, nuestra presencia en Afganistán y, sobre todo, nuestro modelo democrático suponen para ellos una agresión intolerable. Podremos rehuir compromisos diplomáticos, podremos evitar estar presentes en misiones de distinto tipo, pero la amenaza seguirá allí por mucho que no queramos verla y acabaremos sufriendo sus consecuencias.
  2. El Partido Popular realizó una política coherente con los intereses de España en materia de política exterior y actuó con una energía y un valor ejemplares. Pero trató de rehuir los posibles reveses electorales evitando dar demasiadas explicaciones. Si la cuestión de Irak tenía un coste limitado, el éxito de las restantes políticas aseguraría la victoria electoral. La estrategia podía parecer correcta, pero el coste no fue limitado. El 11-M la ciudadanía no estaba preparada para comprender la situación en la que se encontraba porque nadie se lo había explicado. El PP gestionó bien, entendió bien cuáles eran sus deberes pero no intentó convencer. Hizo exactamente lo contrario que los gobiernos norteamericano y británico, que emplearon meses en explicar lo que iban a hacer. Ese esfuerzo por evitar los temas delicados, hizo vulnerable su posición en el momento en que hubo que afrontar una tragedia. Esta es una lección que no se debe olvidar. En democracia sólo ganando el apoyo de los ciudadanos en el terreno de los principios y valores se pueden sustentar políticas en el medio y largo plazo.
  3. La sociedad española es libre de elegir el gobierno que considere más oportuno, pero no por eso deja de ser responsable de sus actos. El castigo infligido al Partido Popular y el triunfo del discurso socialista son un indiscutible éxito de las tácticas terroristas. Hemos enviado un claro mensaje tanto a ETA como a quien esté detrás del 11-M: el terrorismo funciona. El miedo ciega y los ciudadanos buscan una salida de emergencia aunque sólo exista en su imaginación. ETA ha comprobado que su pacto regional en Cataluña ha cumplido sus objetivos. Los islamistas, responsables o no de lo ocurrido, han podido constatar que los españoles están dispuestos a plegarse a parte de sus exigencias con tal de evitar futuros golpes. Involuntariamente, los ciudadanos españoles han dado en estas elecciones un importante respaldo a las estrategias del terror.

Ni la democracia ni la paz son derechos naturales sino logros de la voluntad humana. Nadie nos las va a regalar. Las tenemos que ganar todos los días. Si olvidamos que sólo mediante la responsabilidad y el sacrificio las podremos mantener, acabaremos pagando una factura aún más alta.

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