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El discurso del odio

En 1942 el Tribunal Supremo de los Estados Unidos falló contra un ciudadano que había llamado "maldito chantajista" y "fascista" a un policía, que por tal motivo le había interpuesto una querella. La Corte entendió que las palabras del demandado no estaban protegidas por la Primera Enmienda, que reconoce el derecho a la libre expresión, porque su "mero sonido" infligían "daño" y no eran "parte esencial de la exposición de las ideas".