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La COPE, en la diana de los liberticidas

El ministro de Industria y Telecomunicaciones, José Montilla, lanzó su primera andanada contra la COPE el 27 de octubre, cuando la acusó de proferir "mensajes que incitan al odio, la división y la confrontación, y que sólo hacen sembrar cizaña e ir contra los valores que en teoría defienden los titulares de esa cadena". "Eso sí que me parece que no es de recibo, eso no pasa en ningún país de Europa", añadió.

A juicio de Montilla, "algunos entusiastas líderes de opinión" estaban "levantando banderas y cavando trincheras". Aludía a los periodistas más críticos con el proyecto de nuevo estatuto para Cataluña.

Al día siguiente, un aviso de bomba obligaba a suspender, por unos minutos, la emisión del programa La Mañana de la COPE, dirigido por Federico Jiménez Losantos, director, asimismo de La Ilustración Liberal.

El día 29 es el Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC), organismo del que depende la concesión de emisoras en aquella comunidad, quien pone en el disparadero a la cadena de la Conferencia Episcopal. Su presidente, Josep Maria Carbonell, declaraba que el CAC estaba estudiando si los contenidos de la COPE se ajustaban al artículo 20 de la Constitución Española, que reconoce el derecho a la libertad de expresión. Carbonell reveló este movimiento del Consejo, dominado por el Tripartito, tras las preguntas del diputado socialista Joan Ferran, quien le invitó a actuar contra los "predicadores políticos" y "halcones" de la COPE. En ello obtuvo el apoyo de ERC e ICV-EA.

El periódico de Franco y Prisa, a escena

El ministro de Industria y el CAC iban a contar con el apoyo entusiasta de El Periódico de Catalunya, dirigido por Antonio Franco. Así, el día 30 el periódico de Franco pedía un "desprecio activo" para "la Iglesia católica que está detrás de la COPE". El mencionado rotativo sostenía que "los obispos catalanes" no eran "nada optimistas" ante "la posibilidad de que la COPE (...) rectifique y abandone la campaña de mentiras y descalificaciones ofensivas hacia los dirigentes políticos, económicos y sociales de Catalunya puesta en marcha con motivo de la reforma del Estatuto".

El Periódico de Catalunya arremetía, en la misma edición, contra algunos de los más destacados profesionales de la COPE. De Jiménez Losantos decía, por ejemplo, esto: "(...) mordaz y demagógico en sus escritos y proclamas de radio, su gran obsesión es delinear moral e ideológicamente una alternativa al poder desde su particular liberalismo ultra. Hoy, sus dianas son el presidente Zapatero, la Catalunya donde vivió y la izquierda donde militó". Y de César Vidal, director de La Linterna, que "alimenta el discurso de la ultraderecha que ha intentado agredir al ex secretario general del PCE Santiago Carrillo con la acusación de que ordenó las ejecuciones de Paracuellos del Jarama en 1936".

En el editorial de esa edición del periódico de Franco se sostiene que la COPE, "esa inquisición", con frecuencia "insulta y descalifica groseramente a quienes no piensan como ella. Con frecuencia manipula y azuza los peores instintos". Por lo que hace a la propuesta de nuevo estatuto salida del Parlamento de Cataluña, la mencionada cadena "no ejerce la libertad de expresión: escupe"; y como "la Iglesia católica está detrás de la COPE", "deja hacer esas cosas y es culpable", el periódico de Franco la cree merecedora de un "desprecio activo". Desprecio que extiende a determinados anunciantes de la emisora, a quienes se tacha de "cornudos y apaleados".

Al periódico de Franco le tomará el relevo El País de Polanco, con un editorial en el que podía leerse, entre otras cosas, lo que sigue: "Traspasar el amplísimo territorio de la opinión para adentrarse resueltamente en los pantanos de la desestabilización de las instituciones democráticas constituye otra peculiaridad española que no tiene parangón en el resto de Europa, y en cuya práctica destaca, de forma paradigmática, la emisión radiofónica de los obispos (...) Hemos visto en demasiados lugares el papel decisivo de los medios y de la radio en particular en la construcción del odio. Cuidado con los aprendices de brujo. La derecha está bordeando la línea roja que marca el paso de la convivencia a la confrontación y algunos medios la han pasado hace ya muchos días".

Por lo que hace a Iñaki Gabilondo, buque insignia del canal Cuatro polanquista, ha llegado a afirmar que la Conferencia Episcopal no puede seguir manteniendo la "aparente distancia con sus estrellas". "O la Iglesia ha perdido la cabeza, o no entiende lo que pasa o merece una reprimenda de la sociedad, y un día u otro la va a recibir, porque no es bueno lo que está haciendo". Para Gabilondo, uno de los que habló, desde los micrófonos de la SER, del célebre terrorista suicida encontrado entre los muertos del 11-M, la COPE "no puede seguir en el papel que juega, porque las razones y los argumentos sirven, pero no el lenguaje incendiario, porque es peligroso".

Ataques desde la tribuna del Congreso

La copefobia se ha hecho notar hasta en la Carrera de San Jerónimo. Así, en el debate sobre la admisión a trámite del proyecto de nuevo estatuto para Cataluña, el democristiano Josep Antoni Duran i Lleida, dirigente de CiU, evacuó estas palabras desde la mismísima tribuna del Congreso: "La Iglesia no puede permitirse ni un día más que desde algunos de sus medios de comunicación y alguno de sus profesionales se siembre a diario el insulto, el odio y la confrontación(...)Jesús distingue entre el buen pastor y el mercenario. Obligación de la Iglesia es deshacerse de mercenarios y nutrirse con buenos pastores".

No fue el único. Joan Puigcercós, portavoz de ERC, cargó contra los "radiopredicadores y la prensa derechista madrileña que está al servicio del PP", a quienes acusó de fomentar el "odio contra Cataluña".

Volvamos a Montilla, el presunto garante de las Telecomunicaciones en España. El 12 de noviembre, en un foro sobre la "alianza de civilizaciones", volvía a arremeter contra la emisora de sus desvelos: "Son los señores Rouco y Cañizares quienes tendrían que explicar a todos los católicos y todos los ciudadanos por qué la COPE miente, por qué la COPE insulta, por qué la COPE incita al odio y por qué la COPE manipula. Y, sobre todo, por qué lo hace con absoluta impunidad y atacando a todo el mundo. Hasta el propio Jefe de Estado ha estado insultado (sic) con impunidad, y la Conferencia Episcopal ha amparado estos ataques. Los responsables de la Iglesia tendrían que dar explicaciones. Estos señores, los señores Rouco y Cañizares".

Su conmilitón Miquel Iceta también merece un lugar en ‘El rincón de los serviles’. Por estas palabras: "Hay teólogos que se preguntan en público si a Dios le hacen falta emisoras de radio. Nosotros lo tenemos clarísimo: a Dios no le hacen falta emisoras como la COPE, a otros quizás sí".

Las amenazas del Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) no eran en vano. En su citado informe, que envió a la COPE para que presentase alegaciones, se tacha de "anticatalanes" a los dos programas estrella de la cadena, La Mañana y La Linterna. El dossier del CAC podría servir de coartada política para el cierre de las emisoras de la Conferencia Episcopal en Cataluña.

Como no hay dos sin tres, el ministro Montilla, a cuyo partido ha condonado La Caixa más de 1.000 millones de pesetas, volvió a la carga el 20 de noviembre, cuando aludió a "toda la caverna mediática, liderada por la emisora eclesiástica COPE, con Jiménez Losantos y el director de un diario con pretensiones planetarias [en referencia a Pedro J. Ramírez y El Mundo]".

Finalmente, Carod Rovira ha echado también su cuarto a espadas. El gerifalte esquerrista aseguraba, el 21, que la mayoría de los católicos catalanes están "en contra" de la "actitud anticatalana" de la COPE, y animaba al Gobierno de Rodríguez Zapatero a "revisar si los acuerdos existentes entre dos Estados, el español y el del Vaticano, tienen que seguir igual o bien han de ser adaptados a los nuevos tiempos, al siglo XXI".

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