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EDUCACIÓN

Qué quema a los profesores

Cada vez se investiga más el hartazgo de los docentes y el consecuente abandono profesional de buenos maestros (8% al año en EEUU). Las conclusiones a que se llega son casi siempre las mismas: los profesores no se agotan y desquician por culpa de los alumnos, sino por los burócratas, los administradores y los directores, que les exigen dedicar mucho tiempo al inagotable papeleo.

Cada vez se investiga más el hartazgo de los docentes y el consecuente abandono profesional de buenos maestros (8% al año en EEUU). Las conclusiones a que se llega son casi siempre las mismas: los profesores no se agotan y desquician por culpa de los alumnos, sino por los burócratas, los administradores y los directores, que les exigen dedicar mucho tiempo al inagotable papeleo.
El Centro Nacional para las Estadísticas Educativas de los Estados Unidos realizó un estudio entre más de 7.000 profesores y ex profesores que pasaron a trabajos no docentes y encontró que el 64% de los que abandonaron la docencia sentían que desde entonces tenían más autonomía profesional, y que de ahí en adelante podían balancear mejor su vida personal y su trabajo. También encontró una queja generalizada respecto a la excesiva carga de trabajo y las condiciones laborales (v. "Why Teachers Quit", Teacher Magazine, vol. 18, nº 6, 1-V-2007).
 
La Administración de Carolina del Norte viene estudiando las causas de la alta rotación docente desde el año 2001, con cuestionarios sobre empoderamiento, liderazgo, antigüedad, facilidades, recursos para el ejercicio docente y el desarrollo profesional, etcétera. El Centro para la Calidad Docente estudió la situación en Arizona, Kansas, Ohio, Mississippi, Carolina del Sur y Nevada. El hallazgo principal, aunque de simple sentido común, fue que en aquellos colegios en los que los profesores estaban contentos, los alumnos rendían mejor. También se vio que una de las mayores diferencias entre los colegios con alumnos de alto y bajo desempeño radicaba en el número de profesores que reportaron que en el centro había una atmósfera de confianza y respeto mutuo. Otros factores importantes eran la seguridad y unos altos niveles de autonomía. Los profesores tendían a quedarse más tiempo en su puesto de trabajo si creían que los directores estaban tratando de mejorar sus condiciones laborales. (v. "Ask the Teacher. Policymakers survey educators' work needs", Teacher Magazine, vol. 18, nº 6, 3-XII-2007).
 
En el continente europeo también se investiga mucho esta cuestión. Según informaba el diario The Guardian en 2003, la encuesta de Mori, encargada por el General Teaching Council de Inglaterra, vaticinó que en este país 28.500 profesores, o sea uno de cada tres, abandonarían la docencia en los 5 años siguientes, casi tantos como los que ingresaron a la carrera el curso anterior. Por otro lado, el 56% de los 70.011 profesores censados dijeron que andaban muy bajos de moral. Los más hartos eran los negros y las mujeres, los novatos y los mayores de 45 años. Las políticas de retención han sido un fracaso. Las cifras gubernamentales muestran que la mitad de los profesores tienen más de 45 años y que se retirarán antes de que transcurran otros 15.
 
Según la encuesta Mori, las causas del agotamiento docente son la burocratización y el excesivo papeleo administrativo (56%), los constantes cambios impuestos por las autoridades educacionales (39%), la desvalorización profesional por parte de los medios de comunicación (85%) y del gobierno (76%), la excesiva presión sobre los resultados en las pruebas (35%) y la mala conducta de los alumnos (31%).
 
En Inglaterra se ha empezado a contratar catedráticos universitarios para que se encarguen de las horas de docencia que no se logran completar en los colegios con los profesores titulados. Dado que los catedráticos solo enseñan tres o cuatro días en la universidad, muchos dedican el tiempo restante a los colegios. Sin embargo, esto no resuelve el problema a largo plazo.
 
En América Latina el hartazgo docente no se expresa tanto en el abandono escolar por la falta de opciones de trabajo alternativas. Se expresa más en la descarga del malestar sobre los alumnos, con agresividad, indiferencia, falta de dedicación, etc.
 
En definitiva: si se quiere poner remedio al abandono y el hartazgo de los docentes, hay que combatir la enfermedad burocrática.
 
 
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