Menú
MúSICA CLáSICA

Tesoro rescatado

El sello Deutsche Grammophon anuncia el rescate de uno de los más interesantes fonográficos del pasado siglo: la grabación completa del “Ciclo Tudor” (compuesto por las óperas “Anna Bolena”, “Maria Stuarda” y “Roberto Devereux”) de Gaetano Donizetti grabadas en los años 70 por la soprano norteamericana Beverly Sills, una de las grandes del bel-canto, heredera, junto a la Sutherland y la Caballé, del arte de la Callas en este repertorio. Aquí incorpora a las reinas Ana Bolena, María Estuardo e Isabel I de Inglaterra, partes de gran lucimiento vocal.

Distribuidas por Deutsche Grammophon, estas tres óperas aparecerán bajo el sello Westminster, la casa de la que la Sills era artista exclusiva y que había retenido hasta ahora los masters. Sólo uno de estos títulos — “Anna Bolena”— había sido publicado en CD, por el sello Millenium. Otros títulos, como “Lucia di Lammermoor” del mismo Donizetti, o “Norma” de Bellini, o “Los cuentos de Hoffmann” de Offenbach aún esperan su rescate.

Ninguna soprano, ni antes ni después, ha llevado al disco —aunque sí las cantara en escena, como Montserrat Caballé— estos tres títulos. Nos encontramos, pues, ante el único “Ciclo Tudor” disponible en discos. El hilo conductor es, siempre, la interpretación de la diva de Brooklyn. Una interpretación fascinante en lo vocal —a pesar de que la voz de la Sills no es bella nada más que en el registro superior— y más fascinante aún en lo psicológico. Sin la capacidad de comunicar a través de un canto único, como la Callas, la Sills logra dar vida y sentimiento a cada una de las tres reinas, sintiéndolas como una gran actriz. Además, nos encontramos con una insuperable adecuación estilística y con una capacidad insólita para la coloratura. De hecho, no es sólo que la Sills dé todas y cada una de las notas escritas (que ya es): es que da muchas más. Famosa por añadir “morcillas” al canto escrito por Donizetti, de adornar aún más las endiabladas coloraturas, la Sills regala al amante del gorgorito gratuito con mil y una lindezas: trinos, escalas, notas picadas y sobreagudos no escritos e impecables. Sería para matarla, sino fuera porque lo hace tan divinamente bien y en momentos tan oportunos.

Acompañan a la Sills algunos cantantes de gran renombre, como Shirley Verret, Eileen Farrell o sir Charles Mackerras, pero lo cierto es que el resto de artistas que la rodean, no la alcanzan ni de lejos: en “Anna Bolena”, sólo la Verret está colosal: Stuart Burrows por falta de pujanza en los agudos y Paul Plishka por falta de compromiso dramático quedan bastante por debajo, con una dirección de Julius Rudel sólo correcta (eso sí, “muy” correcta) con un soberbio coro (el John Alldis) y una gran orquesta (la Sinfónica de Londres). En “Maria Stuarda” ocurre exactamente lo mismo con el director —Aldo Ceccato— el tenor —de nuevo Burrows— y el barítono —Quilico padre— y sólo la soprano Eileen Farrell —ya algo mayor— está a la altura dramática de la Sills. En “Roberto Devereux”, los talentos primarios de Robert Ilosfalvy, Peter Glossop y Beverly Wolff se salvan por su voces saneadas y porque el maestro sir Charles Mackerras los empuja constantemente: éste sí que es un excelente director, y la Royal Philharmonic refulge con él.

Las grabaciones son muy completas, sin la gran cantidad de cortes que se practicaban habitualmente en estas partituras. Se presentan en serie media, lo cual es siempre un alborozo, y en cajas sueltas: la del primer título, con tres cedés, y las otros dos, con dos.

En definitiva: una inmejorable noticia no sólo para los fans de la Sills, que es una soprano “muy de culto”, sino para todos los amantes del bel-canto.


RECOMENDACIONES DISCOGRÁFICAS


Ya que la magnífica soprano Beverly Sills, recientemente nombrada “Comendadora de las artes y las letras” en Francia, nacida en 1929 y directora de la New York City Opera, va a ser la protagonista discográfica del mercado en cuanto esas óperas lleguen a nuestros comercios, queremos ofrecerles algunas recomendaciones —ojo: todas en serie económica— más para conocer a la gran diva dentro de sus varios repertorios.

ANDEL: “Julio César”. Sills, Treigle, Forrester, Wolff. Coro y Orquesta de la New York City Opera / Julius Rudel. RCA GD86182(2). 144’33” (2 CD).

He aquí la más aconsejable versión “sin instrumentos originales” de la más conocida ópera händeliana. Y lo es, sin duda, por la Cleopatra sensibilísima, vivísima y brillantísima (y aún se nos ocurren muchos más “ísima”) de doña Beverly, radiante en el año 1967. Sí, porque ni el director, ni el resto del reparto —exceptuando a la Cornelia de la siempre grande Maureen Forrester— pasan de una corrección voluntariosa. Pero en cuanto aparece la Sills ante el micrófono, todos se contagian, y la música de Händel, se convierte en un fiesta. Lo más probable es que en tiempos de Händel no se cantara como canta ella, pero al maestro sajón no le hubiera importado en absoluto.

MASSENET: “Thaïs”. Sills, Milnes, Gedda, Murray, Burrowes, Kern. Coro John Alldis, Orquesta New Philharmonia / Lorin Maazel. EMI 5 65479 2 (143’00”) 2 CD.

La mayor parte de las grabaciones comerciales de la Sills podemos encontrarlas en EMI, pues Westminster “cedió” sistemáticamente “su” artista a este sello. Pero ya era un poco tarde para la Sills cuando EMI le ofreció grandes proyectos —“Barbero de Sevilla”, “Rigoletto”, etc: su voz se ajó relativamente pronto. Sin embargo, en 1975 se encontraba en un momento perfecto para afrontar su mejor grabación de ópera francesa: “Thaïs” de Massenet. En esta ópera, que tiene un innegable toque Cecil B. DeMille, la Sills está radiante vocalmente —y eso que la parte es muy exigente en todos los registros— pero sobre todo interpretativamente: la sensual y sofisticada cortesana, con sus puntos de histeria y arrepentimiento, en nadie, sino en la Sills pueden encontrar tan ideal reflejo. Además, sus compañeros de reparto son de primera, hasta en los papeles menores, y la dirección de todo un Maazel —que ya podía haber dirigido más Massenet— resulta soberbia. La mejor “Thaïs” del siglo XX.

ROSSINI: “L’assedio di Corinto”. Sills, Verret, Theyard, Díaz, Howell, Lloyd. Ambrosian Opera Chorus, Orquesta Sinfónica de Londres / Thomas Schippers. EMI 7 64335 2 (161’02”) 3 CD.

El hecho de que la Sills comenzara relativamente tarde a grabar internacionalmente, se debe a su tardío debut en Europa. No fue hasta la década de los 70 que se presentó en La Scala de Milán. Fue con este poco frecuentado título rossiniano, y con él arrasó. Junto a las voces radiantes de Marilyn Horne y Franco Bonisolli, la Sills brilló como nunca, y hay grabaciones en vivo de aquel evento que lo certifican. Al grabarla en estudio no pudo rodearse de tan insignes compañeros —a pesar de que la Verret está muy bien, por más que no sea rossiniana— pero ella, en 1974, sigue estando fabulosa. Además, la dirige un maestro de tanto brío y pasión como Schippers, a lo cual añadimos la calidad de la toma sonora, y, realmente, ya no puede pedirse más. También ésta es la opción primerísima para quienes quieran conocer esta bella obra o quieran empezar a enamorarse de la Sills y de su peculiar voz.
0
comentarios