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Ignacio Moncada

Los sindicatos no nos dejan trabajar

Aunque no sean del todo conscientes, en última instancia los sindicatos han convocado la huelga general para protestar contra sí mismos.

Los dirigentes de los grandes sindicatos españoles no han dudado en recurrir a la ciencia ficción para tratar de explicar las razones para ir a la huelga general. Cuando a Cándido Méndez, de UGT, se le ha preguntado contra quién está convocada la huelga del próximo miércoles, ha respondido que contra el "avatar" de Zapatero. Es más, dice que lo que se reivindica en ella es que el presidente del Gobierno "dimita de su actual avatar". En el imaginario sindical, Zapatero no es un político que ha errado su política económica, sino un rehén de las oscuras huestes de la derecha, de los malvados empresarios, que le tienen preso en el cuerpo de un ser fantástico de un planeta ficticio. Es en esta suerte de dimensión paralela en la que los líderes sindicales de hoy tejen sus argumentos y fijan sus posiciones.

El verdadero motivo de la huelga general es el miedo de los sindicatos a caer en la irrelevancia. Tal vez no a corto plazo, ni de golpe, pero sí en el futuro, a medida que la nueva retórica laboral adoptada por el PSOE se vaya imponiendo en la vida política. Zapatero afirmó que se vio obligado a dar un giro con la reforma laboral porque su prioridad era crear empleo, reconociendo que su política anterior lo impedía. El problema para los sindicatos es que fueron ellos los corresponsables de las políticas que nos han traído hasta aquí. Nunca han cedido un palmo de terreno ideológico defendiendo el intervencionismo en los contratos privados y pidiendo cada vez más impuestos para financiar el descontrolado gasto público. Los subproductos de esta política se han demostrado catastróficos. No sólo ha empobrecido a la clase trabajadora generando un desempleo del 20% y aumentando la precariedad laboral y la economía sumergida. Además ha situado al borde de la quiebra al propio Estado. Por este motivo, y aunque no sean del todo conscientes, en última instancia los sindicatos han convocado la huelga general para protestar contra sí mismos.

Esta huida hacia adelante de los sindicatos políticos ha acelerado el proceso de descrédito que ya estaban sufriendo. Los ciudadanos están dando la espalda a los sindicatos porque saben que no son la solución al problema, sino parte de su causa. Se intuye que a largo plazo se avecina una reforma del actual modelo sindical, hacia unos sindicatos despolitizados y descentralizados, financiados por sus afiliados y no por el contribuyente. UGT y CCOO ya han asumido que la huelga será un fracaso, que no está respaldada por la gente. Por ello su estrategia no consiste en convencer a los ciudadanos para que no vayan a trabajar, sino en coaccionarnos. Tratarán de cortar las redes de transporte y sacarán a sus piquetes a la calle para que aquellos afortunados que aún tienen empleo y quieran ir a trabajar no puedan hacerlo. Así acompañarán a los casi cinco millones de españoles que no podrán ir porque, debido a la política económica defendida por los sindicatos, ni siquiera tienen empleo. Y es que da la sensación de que la obsesión de los sindicatos es que nadie pueda trabajar.

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