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Ignacio Villa

Atados de pies y manos

Zapatero ha omitido que en ese informe no se hablaba de esa carta de extorsión de ETA, entre otras cosas porque las Fuerzas de Seguridad del Estado no habían tenido acceso a ella.

El Gobierno se está complicando la vida con el alto el fuego de ETA. Una complicación, en apariencia, inexplicable y que indica claramente que el Ejecutivo ha pactado demasiadas cuestiones con los terroristas y que se encuentran atado de pies y de manos.

Tenemos ahora encima de la mesa las cartas de extorsión de la banda ETA a empresarios navarros que se conocieron la semana pasada. Una de ellas, como ha revelado la COPE, tiene el matasellos del 7 de abril y no ha sido inspeccionada ni analizada por las Fuerzas de Seguridad del Estado. Es una carta cuya existencia ha sido confirmada por los afectados y que para el presidente del Gobierno parece no existir.

La reacción del gobierno ha dejado traslucir, cuando menos, cierta irresponsabilidad. Este martes, a primera hora de la mañana, el presidente del Gobierno ha dicho en la emisora de sus desahogos que el informe del Ministerio del Interior que acababa de leer verificaba que el alto el fuego de ETA seguía adelante. Pero, por alguna extraña razón, Zapatero ha omitido que en ese informe no se hablaba de esa carta de extorsión de ETA, entre otras cosas porque las Fuerzas de Seguridad del Estado no habían tenido acceso a ella. Y la pregunta surge de inmediato: ¿es tan difícil que el Ministerio del Interior se hubiera puesto en contacto con los empresarios navarros afectados por la extorsión para tener acceso a las cartas y poder así analizarlas? ¿Tan complicado es que el propio Rubalcaba, con dos llamadas de teléfono, cite en Madrid a los afectados para analizar la situación? Si fuera cierto que la cuestión no tiene tanta importancia, ¿qué razones existen para que el Gobierno no desinfle este globo? ¿No será que significa la ruptura real del alto el fuego de ETA?

Este Ejecutivo, imbuido en la mentira y en esa huida hacia delante que es el pacto con los terroristas, lejos de aclarar la extorsión, una cuestión clave pero fácil de confirmar, ha preferido distraer la atención. En lugar de aclarar la situación la complican cada vez más. Si por la mañana era Zapatero, por la tarde fue Moraleda. Y para cerrar un círculo imposible, el portavoz nacionalista vasco, el señor Erkoreka, después de entrevistarse con Zapatero dice que con extorsión se frenaría todo proceso. Una energía y determinación que el presidente del Gobierno evitó utilizar por la mañana en la citada entrevista radiofónica. En definitiva, el Gobierno se ha metido en un jardín y tiene difícil salir. Y es que la mentira tiene las patas muy cortas.

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