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Ignacio Villa

Aznar inicia su despedida

La cena-mitin que este lunes el presidente Aznar va a protagonizar en Menorca se ha convertido en un solemne arranque del curso político. Un curso intenso como pocos, con varios comicios electorales en puertas, con una inminente crisis de Gobierno y con la sucesión del propio Aznar como asunto estrella. Es más, la cita de Menorca es, sin duda, el kilómetro cero del proceso sucesorio y, por lo tanto, de la intervención del presidente del Ejecutivo ante los militantes y simpatizantes de la citada isla balear se espera mucho. Se espera mucho por sus contenidos y también por las posibles pistas que pueda dejar sobre el elegido. Nadie espera que en la noche de este lunes Aznar desvele el nombre del sucesor, pero sí puede emitir algunas señales de humo que puedan facilitar su identificación. En todo caso, diga poco o mucho, las especulaciones saltarán como un resorte. Los silencios serán interpretados como si fueran revelaciones exclusivas.

Lo que sí parece evidente es que el presidente del Partido Popular hará público el calendario, el proceso y los mecanismos con que se va a ejecutar un proceso de designación que, todos apuntan, será rápido y limpio. Es más, añaden: “el mes de septiembre ha llegado, y ya no hay motivos para seguir mareando la perdiz. Hay que afrontar el momento de la verdad”. Lo cierto es que, en vísperas de este arranque, la expectación es de enormes dimensiones dentro y fuera del Partido Popular. Comentarios, corrillos, apuestas y quinielas no faltan. Es todo un hervidero imparable e inevitable, y prolongar esta situación muchas semanas más sería perjudicial para el partido y también para el propio candidato. Es la hora del anuncio y, por lo tanto, ya no hay motivos para más retrasos. El tiempo dirá si la estrategia seguida ha sido la correcta. Pero a estas alturas ya no hay margen para cambios. Hay que aceptar el sistema y el proceso elegido.

Junto al nombre del sucesor, de la intervención de Aznar en Menorca se esperan también las directrices y las pautas políticas para esta recta final de su estancia en el palacio de la Moncloa. Aznar marcará sus prioridades para los últimos meses de su mandato y centrará sus palabras en dos grandes cuestiones: el plan soberanista de Ibarretxe y la incontrolable situación del PSOE, propiciada por los vaivenes de Rodríguez Zapatero. Se espera ver en Menorca a un Aznar duro y claro con las actitudes del PNV y del Partido Socialista. Se espera escuchar de Aznar la explicación del modelo de Estado que el Partido Popular quiere para España y se espera escuchar del presidente del Gobierno el testamento político que deja a los suyos en el momento del adiós. Y es que todo indica que en los próximos meses vamos a ver a un presidente del Gobierno implicado al máximo con las grandes cuestiones nacionales y también en los distintos procesos electorales. Aznar se juega mucho en estos meses que le quedan y no está dispuesto a que nadie se lo pueda estropear. Se quiere ir por la puerta grande. Y en Menorca inicia su despedida.

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