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Ignacio Villa

Desajustes institucio[-]nales

Nadie ha buscado la polémica. De pronto, y por sorpresa, nos hemos topado con este encontronazo institucional inesperado. Los propios protagonistas de la historia son los que han provocado esta marejada, cuando menos llamativa. El presidente Aznar, este jueves por la mañana, ha inaugurado de forma imprevista la nueva Embajada de España en Berlín. Un acto que estaba en principio reservado para los Reyes el próximo mes de noviembre, en una visita que se estaba diseñando con toda la solemnidad que requiere un acontecimiento de estas características. Es más, los Gobiernos más importantes de Europa han preparado grandes fiestas con sus respectivos Jefes de Estado para la inauguración de sus cancillerías. Sin ir más lejos, en el caso del Reino Unido se contó con la presencia de la Reina Isabel II.

Además, en distintos medios alemanes no deja de sorprender que en la inauguración de la Embajada de España en Berlín no haya estado presente ninguna autoridad alemana. Ha sido una inauguración tempranera con los funcionarios de la Embajada como únicos testigos en un edificio con mucha historia y que se venía preparando desde hace muchos meses. En fin, como ven, una historia que, se mire por donde se mire, chirría por los cuatro costados. De todas formas, estos desajustes entre Zarzuela y Moncloa no son nuevos. No hace muchos días volvimos a asistir de forma imprevista a otro pequeño "roce" entre unos y otros. Cuatro días antes de que el presidente Aznar estrenara el nuevo Airbus 310 oficial en su viaje a los Estados Unidos, los Reyes lo utilizaron en un viaje desde Madrid a Granada, en un trayecto en el que se utiliza uno de los aviones pequeños previstos para estos desplazamientos. Un gesto para algunos inofensivo, pero para otros contundente. En todo caso, lo que está claro es que el Rey, con esta iniciativa dejaba claro la jerarquía y el orden de las Instituciones. Pero en fin, estas desavenencias tienen su momento más relevante cada año durante las Cumbres Iberoamericanas, cuando se visualiza sin tapujos que tanto el Monarca como el presidente del Gobierno van cada uno por su lado.

Sin olvidarnos del "poco entendimiento" que se transmite también en esas mismas cumbres con las "agendas compartidas" de la Reina y de Ana Botella, cuando en el Reino de España, la única primera dama es Doña Sofía. Con todo, lo ocurrido en la Embajada de España en Berlín no se puede considerar normal. Y no estaría de más que cuando vientos turbulentos intentan doblegar la Constitución española, los mecanismos de comunicación entre las distintas Instituciones del Estado se engrasen a la perfección. A nadie beneficia es imagen de poco entendimiento. Habrá que volver a recordar, a cuenta de este suceso en Berlín, que todos que estamos tirando del mismo carro y en la misma dirección. Solo pedimos orden y concierto.


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