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Ignacio Villa

¿Dónde estaba Zapatero el 12 de julio de 1997?

El "espíritu de Ermua", que supuso por primera vez el acorralamiento social de los terroristas, nos permitió ver a toda la sociedad española cerrando filas en torno a los mismos ideales y principios.

Parece que fue ayer aquella tarde calurosa del mes de julio en la que los asesinos de ETA mataban a Miguel Ángel Blanco; los mismos con los que, nueve años después, el Gobierno de Zapatero está negociando la claudicación de la democracia. El presidente del Gobierno, con un gesto que prefiero no calificar, se ha rendido ante los terroristas, ultrajando a las víctimas, manchando su recuerdo y ofendiendo su memoria.

Hace nueve años que asesinaron a Miguel Ángel Blanco por la espalda, en un acto tan vil que sólo admite como respuesta la aplicación estricta de la ley. Pero nueve años después Rodríguez Zapatero se sienta a negociar la rendición con aquellos asesinos. Nueve años después el panorama es desolador. Nueve años después la angustia vuelve al corazón de los españoles al percibir que la muerte de tantos y tantos ciudadanos asesinados por los terroristas pueden ser un sacrificio inútil.

La esperanza es que, nueve años después, la movilización social que nació en aquellos días todavía sigue viva. Conocida como el "espíritu de Ermua", surgió como respuesta a la barbarie terrorista; nueve años después aquella reacción tiene otro destinatario bien diferente. Ahora el reproche es para Zapatero. ¡Cómo han cambiado las cosas! Entonces era impensable que el Gobierno de la España demócrata se pusiera al servicio de los terroristas pero, nueve años después, en esas estamos.

La muerte de Miguel Ángel Blanco fue un mazazo que recorrió España entera. Fue un asesinato a cámara lenta; la bajeza y la miseria más absolutas. Era la cobardía llevada al extremo. Millones de españoles se lanzaron a la calle en centenares de ciudades y pueblos de España. Fue el momento clave en el que la solidaridad general entre todos los españoles que entonces nació permitió afrontar la lucha contra el terrorismo de manera definitiva. El "espíritu de Ermua", que supuso por primera vez el acorralamiento social de los terroristas, nos permitió ver a toda la sociedad española cerrando filas en torno a los mismos ideales y principios.

Ahora las cosas han cambiado radicalmente gracias a José Luis Rodríguez Zapatero. Por cierto, ¿dónde estaba Zapatero aquel 12 de julio de 1997? ¿Salió a la calle? ¿Se sumó a ese espíritu de Ermua? Porque si no lo hizo, lo que ha venido después resulta fácil de entender. Pero si resulta que sí se manifestó aquellos días habrá que afirmar que el cambio sufrido por el actual presidente del Gobierno es estremecedor. Una transformación terrible, sin precedentes. Cabe esperar de él cualquier cosa. Para empezar, el entierro del "espíritu de Ermua". Como si fuera poco.

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