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Ignacio Villa

El PSOE entierra la verdad

Antes no sabíamos nada; ahora ya sabemos que los socialistas y sus socios no quieren que se sepa nada. Y eso en democracia es para echarse a temblar

A la espera del pleno parlamentario, los trabajos de la Comisión de investigación sobre los atentados del 11 de marzo han terminado. Y lo han hecho sin haber querido aclarar realmente lo que pasó durante aquellos días previos a las elecciones generales del año 2004. Esta Comisión parlamentaria ha servido, por encima de todo, para evidenciar una realidad: el Gobierno y todos sus apoyos parlamentarios NO QUIEREN saber y no quieren que se sepa cómo fue la historia de unas jornadas que marcarán siempre la democracia en España.
 
De la Comisión nos queda el empeño del PSOE y de los distintos grupos de su cuerda que prefieren echar tierra encima, que son unos cobardes de tomo y lomo, que tienen mucho que esconder por obligación o por omisión y que han decidido borrar la realidad de aquellos días. Es verdad, que hay muchas cosas que no sabemos; pero todavía hay más historias que no se han querido saber. Algunas de ellas aportadas desde las páginas del diario El Mundo, y otras muchas que no se han podido abordar por la negativa en rotundo de los socialistas.
 
Esta Comisión nos deja además con toda rotundidad la mentira de Rodríguez Zapatero. El presidente del Gobierno dijo en su comparecencia ante la Comisión que ya estaba todo claro. Algo que los hechos han negado.
 
Ante tanta mezquindad, ¿cuál ha sido la estrategia? Pues la más sencilla: la mentira y la manipulación. Así de fácil. Los socialistas y los republicanos catalanes se han lanzado a lo que mejor hacen: insultar. ¿Y a quién insultan? Pues también muy fácil: a José María Aznar. Cuesta y Puig, esos dos diputados que no hacen honor a ser representantes de los ciudadanos, se han dedicado a descalificar al que fuera presidente del Gobierno. Lo han hecho hasta tal punto que el republicano radical ha dicho que Aznar estaba inhabilitado para tomar medidas en la lucha contra el terrorismo, por haber sufrido un atentado. ¿Quién este señor para calificar así a un presidente del Gobierno, elegido por todos los españoles y que tenía mayoría absoluta? ¿Qué reglas de la democracia rigen para un portavoz parlamentario que sólo juega a la descalificación personal?
 
Han echado el cerrojazo a la Comisión de investigación y nos quedamos peor que lo que estábamos. Antes no sabíamos nada; ahora ya sabemos que los socialistas y sus socios no quieren que se sepa nada. Y eso en democracia es para echarse a temblar.

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