Menú
Ignacio Villa

Gangsterismo político

Tras el primer impacto de asombro provocado por la ausencia de Jaime Mayor Oreja en el momento de la votación de los presupuestos en el Parlamento Vasco, surge de forma inmediata una contundente reflexión. El verdadero error que ha cometido el Partido Popular vasco ha sido olvidarse de que enfrente tiene un Gobierno que entiende la política desde el "gansterismo".

Un Gobierno tripartito que vive en la ambigüedad, en la trampa, en el vericueto y en la zafiedad. En política hay que jugar con las estrategias, con las ausencias y con las presencias. Pero también hay que jugar limpio, respetando unos mínimos; algo que el vasco no entiende en absoluto. La ausencia de Mayor Oreja en el momento de la votación no se puede calificar como un acto de negligencia. Más bien se debe a un error estratégico, comenzando por los propios parlamentarios populares que podrían haber prolongado el debate si hubieran pedido un turno de intervención. Pero sobre todo, después de lo ocurrido, es evidente que los políticos serios en el País Vasco no se pueden olvidar de que en el Gobierno vasco se han roto las reglas de juego hace mucho tiempo. Viven su "vida", fabrican su "sistema", establecen sus "normas de actuación". En definitiva, han montado una estructura que se rige literalmente por la "ley de la selva". Ciertamente, es muy duro vivir un día a día en el que el Gobierno vasco sólo mira y vigila sus intereses, a los que no vacila en sacrificar unas mínimas referencias de convivencia "normalizada" entre las fuerzas políticas. ¿Se figuran ustedes las barbaridades que podría haber soltado por su boca Iñaki Anasagasti si el Gobierno del PP hubiera utilizado en el Congreso de los Diputados las mismas artimañas que su partido ha utilizado en Vitoria?

El nacionalismo vasco, con el apoyo de Izquierda Unida, está demoliendo cualquier resto de normalidad en el País Vasco; y lo ocurrido con los presupuestos sólo es el penúltimo ejemplo. Este suceso nos deja, en definitiva, tres confirmaciones. Primero, la humildad de Jaime Mayor Oreja pidiendo perdón por un error, una reacción nada habitual en el mundo político. Segundo, la ineptitud, otra vez, de Jesús Caldera arremetiendo contra el PP. ¿No tendrá suficiente este señor con la "pifia" sobre el Prestige? Parece que Caldera quiere más y busca guerra. Desde luego, por su propia supervivencia política, le vendría bien estar callado. Y por último, desde hoy, habrá que tener en cuenta, si es que alguien tenía alguna duda, de que el Gobierno vasco no es de fiar. Sus reglas recuerdan a las de Chicago en los años 20. Los hechos lo confirman de forma inexorable.

En España

    0
    comentarios