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Ignacio Villa

La complicada digestión de la resaca

Desde luego que esto no ha hecho más que empezar. Después del entusiasmo por una victoria imprevista, después de las botellas descorchadas, después de la borrachera política del 14 de marzo, en la calle Ferraz se vive la digestión de la resaca. Y resulta, mire usted por donde, que no todo es de color de rosa, ni todas las flores son de alegría. En el PSOE comienzan a percatarse que este triunfo electoral les ha llegado cuando no tenían los equipos preparados, cuando no tenían al partido cohesionado y cuando no habían cimentado un liderazgo sólido alrededor de Zapatero. Una victoria que ni los socialistas más optimistas podían sospechar hace unas semanas; y que ha cogido al PSOE con el pie cambiado y con la cabeza en otras cosas. Y a los hechos me remito.
 
El primer posicionamiento de Zapatero en el terreno internacional ha sido inmediatamente contestado e interpretado. La retirada de las tropas españolas de Irak, anunciada en la "radio de ZP", ha levantado una ola de críticas en importantes foros internacionales y lo que es peor se ha percibido detrás de ese anuncio un gesto de cobardía contra el terrorismo internacional. Pero es que este anuncio ha venido acompañado por la "recogida de velas" del ministro de Exteriores in pectore Miguel Angel Moratinos.
 
Este diplomático ha comenzado a realizar declaraciones antes de tiempo, como sí todos sus antecesores fueran unos ineptos; desde luego sí sigue por ese camino quiza se encuentre con la sorpresa de un veto de los Estados Unidos. Y una cosa es hablar por hablar, y otra muy diferente es situarnos en contra a nuestros primeros aliados. Una auténtica irresponsabilidad.

¿Y del Gobierno?, ¿qué me dicen de la formación del nuevo Ejecutivo? Esto se está conviertiendo en una auténtica quiniela nacional. En el PSOE todos se creen con derecho a aportar su granito de confusión, de infliuencia y de poder. Todos quieren mojar, todos quieren mandar, todos quieren cortar en algún terreno. Y mientras tanto Zapatero tiene que demostrar que sabe mandar. Después del descanso canario, el futuro presidente del Gobierno deberá de demostrar su liderazgo en el Partido no dejando que nadie le imponga nada de nada. Y eso por lo que estamos viendo va a ser misión imposible.
 
Rodríguez Zapatero se ha encontrado con una victoria cuando no había solucionado los problemas en su propia casa. Y aunque ahora la victoria amortigue las divisiones internas, antes o después, deberán aflorar esas deficiencias del pasado. No nos engañemos, esto no ha hecho más que empezar.

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